A lo largo de los 15 kilómetros, entre la Puerta de Chihuahua y el Santuario de San Judas Tadeo, decenas de devotos ofrecen alimentos y agua a los peregrinos que acuden a visitar al abogado de las causas desesperadas e imposibles.
“Tenemos 15 años viniendo a ofrecer pozole a los peregrinos”, señaló Elsa que desde hace años su esposo es devoto del santo, pero a últimas fechas hizo una manda tras enfermarse de los riñones. Ahora está en protocolo de trasplante y esperan que con la intercesión de San Judas Tadeo puedan conseguir un riñón pronto.
Don Carlos Rafael fue quien inició apoyando a los peregrinos e involucró a su esposa e hija, quienes se preparan con días de anticipación, ya que llevan una gran olla repleta de pozole, mesas y sillas para obsequiar 250 platos de medio litro. Entre ella, su hija y el novio de su hija atendieron a los peregrinos.
Unos metros más adelante, se encontraba la familia Sinaloa Mancinas, quienes el año pasado caminaron y este año involucraron hasta a los más pequeños de la casa para regalar pan dulce, café y aguas. “Cada año venimos a agradecer los favores recibidos”.
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El camino de los peregrinos se amortigua con los apoyos que reciben de los demás devotos. “Antes caminábamos, pero ya no podemos”, señalaron Ana y Chatita Fernández, quienes con ayuda de sus hijas preparan una buena cantidad de burritos de chicharrón, frijoles con queso, picadillo, papas con chorizo, entre otros. Ana resaltó que con los años ya no pudieron caminar, pero que siguen siendo devotas de San Judas Tadeo, de quien piden intercesión para cuestiones laborales, salud y diversos favores.
Metros más adelante, casi llegando al entronque de la termoeléctrica, estaba la familia Rodríguez Godoy. El integrante más pequeño es Jacobo de 2 años, quien muy activo estuvo regalando burritos a los caminantes. Su madre enfatizó que es el primer año que regalan comida, café y agua en agradecimiento a San Judas y para apoyar a quienes este año emprendieron la caminata. Al igual que ellos, estaba la familia Zubía Pinedo, quienes prepararon unos sandwiches.
En las inmediaciones del templo estaba la familia de Luis Ibarra encabezada por su hija Nayeli, quien al morir su padre siguió la tradición de apoyar a los peregrinos regalando comida.
La tradición la inició Luis, quien era un gran devoto de San Judas Tadeo, por lo que desde hace cuatro años su familia Ibarra Arreguín decidió continuar; le dieron a los peregrinos agua, sodas, pastel, dulces, chicharrones y tacos al pastor. Además, regalaron decenarios para que los devotos pudieran bendecirlos.
Todos ellos salen en apoyo de los devotos de San Judas Tadeo a fin de aligerar su caminata con algún bocadillo.