Julio César Sepúlveda López regresó con su familia. Él desapareció el 4 de abril de 2012 y sus restos fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). El derecho a una sepultura digna le fue negado por la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, bajo el argumento de que el apoyo se había reducido en un 50%.
Es lamentable que los derechos de las víctimas se regateen, consideró Gabino Gómez Escárcega, coordinador del área de acompañamiento a familias de personas desaparecidas del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres, quien el pasado jueves acompañó a los padres y familiares de Julio César a la Fiscalía Zona Occidente en Cuauhtémoc.
Los restos óseos de Julio César fueron localizados en el Ejido 6 de Enero, un predio de superficie agreste que atraviesa un arroyo, sitio que se ha convertido en un cementerio clandestino por parte de grupos delincuenciales.
En este sitio se localizaron varios restos a los que se les practican estudios para obtener perfiles biológicos que permitan la identificación de personas con reporte de desaparición y/o privación ilegal de la libertad en el periodo comprendido del 2012 al 2021.
Como fue el caso de Julio César, quien al momento de su desaparición contaba con 32 años de edad. El 4 de abril de 2012 en Cuauhtémoc unas personas armadas se lo llevaron. Sus padres, su esposa y sus dos hijos han sobrevivido 11 años de angustia y depresión.
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El jueves tras la notificación a la familia de la correspondencia genética, los restos fueron entregados, sin embargo a la hora de iniciar los trámites para el sepelio se percataron de que el dinero no alcanzaba. El apoyo para funeral fue recortado al 50%.
Gabino Gómez explicó que desde la creación de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas se destina un monto para apoyo de funeral, eran 9 mil pesos para un servicio mínimo con ataúd de madera. “Cuando fuimos a hacer el trámite me dicen las trabajadoras de la CEAVE de Cuauhtémoc que el apoyo se recortó a la mitad y ya no alcanzaba para el pago de la funeraria”.
Sólo les iban a dar un apoyo de 4 mil 500 pesos, situación que causó asombró y a la vez enojo debido a que los derechos de las personas no pueden ni reducirse ni negociarse, comentó Gabino.
Al percatarse de la situación finalmente se autorizó brindar el apoyo completo, “Me parece lamentable que estén recortando presupuestos”.
Gabino mencionó que cuando no hay apoyo se recurre a buscar donaciones, ya que en muchos casos la situación de las víctimas es muy precaria.
En el caso de Julio César se concretó el apoyo por parte del Estado, lo cual no es un favor, sino un derecho.
Tras 11 años, doña Quica, madre de Julio César, podrá descansar al saber que los restos de su hijo reposan en el camposanto municipal. El dolor de la ausencia será permanente.