A diferencia del gran entusiasmo de docentes y estudiantes de la Secundaria Federal 2, por el lado administrativo aún existe incertidumbre y expectativa. Jesus Ulisses Legarda, subdirector de gestión en esa institución, señaló que están en medio de una reorganización intensiva de todos los procesos y espacios.
"Ha sido un tanto difícil, no estábamos acostumbrados a ello", abundó sobre la incertidumbre que conlleva el retorno a las aulas. Subrayó que es un proceso de aprendizaje y adaptación, ya que verán como evolucionan las condiciones para hacer ajustes donde sea necesario.
Gran parte de la reorganización está en los horarios. El administrador detalló que debido al aforo limitado son 18 alumnos por grupo cuando el promedio es más de 40. Un grupo recibe clases los lunes y miércoles, mientras el otro acude martes y jueves. El proceso de adaptación se vuelve más complejo en una de las secundarias más grandes del municipio, puntualizó.
"No podemos saber lo que vaya a suceder la próxima semana o la siguiente", expresó.
A pesar de las inquietudes, el profesor Legarda manifestó confianza en el apoyo mutuo entre maestros y padres de familia. Sobre los padres de familia, mencionó que "todos están a la expectativa" , pero la confianza y comunicación constante "hace que tengamos aquí a los muchachos".
Para Sinué Monarca, maestra de arte, danza y educación física, las clases presenciales son mejores. Como docente, su trabajo es más expedito que impartir clases detrás de un monitor.
"Yo quería regresar. Ya tenía muchas ganas de regresar sobre todo porque mis alumnos me decían que las clases en línea no se entendían", compartió la docente.
Ambos coincidieron en que los alumnos ya estaban ansiosos por regresar a clases presenciales. La maestra Monarca fue enfática en que "ya tenía ganas de verlos". Por su parte, el subdirector observó a sus estudiantes con "muchas ganas de volver a las escuelas".
Mencionó que los alumnos son los principales interesados en regresar a una modalidad presencial, incluso insisten a sus padres a llevarlos a la escuela, según lo que observó el profesor. "Están entusiasmados. Ojalá no los tengamos que regresar a casa", vaticinó.