El afluente del Río Sacramento ha recobrado su esplendor, la lluvia de las últimas 24 horas en la zona de Majalca y rancherías aledañas ha propiciado una crecida importante.
A lo largo del Río Sacramento se puede observar como la corriente va fuerte, arrasando a su paso basura, botes, llantas y, una gran cantidad de troncos. Al acercarse puede escucharse un estruendo maravilloso de agua brava y caudalosa.
Desde hace tiempo no se apreciaba como este afluente se llenaba, en muchas ocasiones solo en la intersección con la calle Monte Albán se registraba un hilo de agua, donde las familias acudíana “dominguear” con una carnita asada, paseos en cuatrimoto e incluso había quienes se animan a echarse un chapuzón.
Esta crecida importante ha generado que elementos de la policía municipal realicen rondines para evitar que alguna persona intente cruzar el afluente o pretenda introducirse para nadar, ya que la corriente podría atraparlo y hasta hacerle perder la vida.
Al ver el Río Sacramento, muchas personas se acercan a tomar fotografías, incluso familias se bajan de sus autos y posan para la foto del recuerdo, más porque las nuevas generaciones no lo habían visto tan crecido a consecuencia de la intensa sequía.
Este afluente corto nace en la Sierra de Majalca, al noroeste de la ciudad, va en dirección este, desciende rápidamente y llega al valle donde después de pasar por la localidad de Sacramento tuerce hacia el sur corriendo paralelo a la Sierra de Nombre de Dios, entra a la ciudad de Chihuahua y en ella recoge el agua de diversos arroyos que vienen desde la urbe.
En las últimas 24 horas, en Majalca se registró una acumulado de lluvia de 123 milímetros, previo a ello se habían registrado 16.6 milímetros, que sumados a los que recibe la capital es considerable la cantidad de agua que ha caído para que esté río pueda llevar tanta agua.
La Coordinación Estatal y Municipal de Protección Civil, así como la Dirección de Seguridad Pública han emitido alertas en los últimos días, solicitando precaución con los cuerpos de agua, para prevenir incidencias que lamentar, derivado de las crecientes por las lluvias.