María Luján Arias, abogada especialista en justicia constitucional y derechos humanos, proveniente de la provincia de Río Negro, en Argentina, es funcionaria pública en una de las regiones más australes de la Patagonia y se encuentra en Chihuahua para formar parte del programa “Restaurando Identidades”, que el Poder Judicial de Chihuahua y organizaciones civiles desarrollan en los penales del estado para poder ayudar a las personas privadas de la libertad a construir la paz tanto en su interior, como en sus relaciones personales y puedan reincorporarse a la sociedad luego de cumplir con sus condenas.
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El programa tiene un gran impacto, según señaló la abogada, y reconoció la voluntad política de las autoridades de Chihuahua para incluir dentro de la normativa jurídica, la obligación de las instituciones para implementar este tipo de programas que apelan a los derechos humanos y a la atención personalizada, psicológica y emocional hacia las personas que purgan alguna pena en los penales estatales; este programa, aseguró Luján Arias, se replicará en Argentina gracias a sus bondades.
El Poder Judicial del Estado de Chihuahua a través del Instituto Internacional de Justicia Restaurativa y Derecho (IIDEJURE), en conjunto con organizaciones de la sociedad civil, lograron implementar el programa “Restaurando Identidades” en Chihuahua y Ciudad Juárez y que se comenzó a ejercer en el estado durante 2021.
Luján Arias llegó a Chihuahua en agosto del 2022 y desde entonces ha colaborado con dichas organizaciones para aprender todo sobre el programa y poderlo replicar en Argentina.
El programa dura cuatro meses y consiste en realizar los llamados círculos de paz, que son procesos estructurados para que las personas conecten entre sí y con las demás participantes, en pláticas y ejercicios sanadores en los que son escuchadas activamente por los participantes, y que les ayuda a sanar traumas que no fueron atendidos en su momento.
Luján Arias indicó que al inicio se hace una evaluación individualizada y a partir del estado inicial se realiza una hoja de ruta, una guía de encuentro para saber cuáles son los objetivos personalizados para cumplir dentro del programa.
En las reuniones se tiene una pieza del habla que modela y estructura el momento de compartir de cada persona, hay un centro con piezas simbólicas que tienen un valor especial para la personas facilitadoras, así como un punto de refugio para distraer su mirada, y actividades como la pintura, la modelación de plastilina y distintos materiales para trabajar durante el encuentro.
Además, dijo la experta que se trabaja con un enfoque diferenciado a razón de su edad, género, si pertenece a alguna etnia, si es migrante, si tiene alguna discapacidad, y a partir de estas características se atienden estos factores que muchas veces se intersectan y generan mayor grado de vulnerabilidad y menor acceso a la justicia para las personas.
“El impacto se nota entre las evaluaciones iniciales y las finales, pude asistir a un foro adolescente en Ciudad Juárez, y pude ver cómo refuerzan su autoestima, se mejoran los lazos familiares, se proyectan como personas importantes; algunos incluso quieren ser facilitadores del programa para poder devolver a la sociedad algo”, comentó la entrevistada.
Indicó que, aunque el programa se realiza en otros estados del país, en Chihuahua es donde está más proyectado y está en la norma jurídica, lo cual consideró que es lo más importante: que esté regulado para que el Poder Judicial esté obligado a brindar este servicio. También dijo que se aplica el programa en Costa Rica, y en España, aunque en este último país no lo tienen en la normativa.
La realización del taller genera un ambiente de armonía y solidaridad, e incluso que continúa en contacto con los beneficiarios luego de que cumplen con sus sentencias, pues son atendidas para realizar trámites, asesorías laborales y atención psicológica.
En el caso de las mujeres, dijo que la gran mayoría de las que están en los penales fueron disuadidas por una relación de pareja, por sus maridos, por no ser abandonadas, por lo que en el marco del programa se atiende a trabajar con las violencias de género: les informa y educa sobre lo que es violencia y aprender a detectarla porque está tan normalizada que muchas veces no se detecta, es invisible.
“La justicia restaurativa trabaja con personas, no con delitos, pues las personas tienen derechos y dignidad, muchas veces no nos damos cuenta que esas personas también sufrieron vulneración a sus derechos, tienen traumas no sanados, tienen necesidades de sanar, de aprender y que se pueden transformar complementamente cuando son escuchadas y se dan cuenta que son importantes”, concluyó la entrevistada.
Restaurando Identidades trabaja con mujeres y hombres que purgan una condena en penales del estado, además de incluir a población adolescente interesados en lograr una reinserción integral en la comunidad.
Las personas privadas de la libertad que participan en Restaurando Identidades son apoyadas por personal facilitador para guiar su camino hacia la restauración de su identidad para una mejor integración en sus comunidades, entendiendo que en gran mayoría de quienes participan han purgado condenas largas.
El programa realiza círculos de restauración en los que prevalece siempre el respeto hacia las personas que expresan emociones e intercambian historias de vida; esto logra una catarsis que se convierte en una resolución que les permitirá tener herramientas para no reincidir en actividades delictivas.
Aunque el programa no impacta en el tiempo de condena establecida por el proceso penal, las personas privadas de la libertad cuentan con el apoyo del círculo y las organizaciones civiles una vez que cumplen con su condena, para que les apoyen con diferentes herramientas para volver a ser productivas a la sociedad.
En Ciudad Juárez se han graduado dos generaciones de adolescentes del Centro de Reinserción Social para Adolescentes Infractores (CERSAI) y se graduó la primera generación en el Centro de Readaptación Social No. 2 en Chihuahua.
Actualmente Restaurando Identidades trabaja con las y los adolescentes del CERSAI No.1 y con internas del Cereso No. 1 en Aquiles Serdán; estas acciones forman parte del impulso del Poder Judicial de Chihuahua para lograr que la justicia alternativa y terapéutica abone a una cultura de paz a favor de las y los ciudadanos.