Los tambores retumbaron esta tarde en el Asentamiento El Oasis, con el sonido hueco del instrumento de cuero, que forma parte de las actividades de etnias indigenas de Chihuahua, con motivo de la Semana Santa.
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El Sábado de Gloria llegó, y como cada año, los habitantes del Oasis participaron en la tradicional ceremonia para la cuál se preparan días antes.
Los hombres son quienes generalmente se encargan de representar la lucha del bien contra el mal, aunque algunas mujeres rarámuris participan también para animar la confronta.
Los hombres se dividen en la representación, se retan hasta enfrentarse físicamente en la lucha eterna del bien contra el mal, donde siempre gana el primero.
Para que el festejo esté completo, llevan al Judas, un monigote mestizo que ellos mismos elaboran para después acabar con él.
Lo azotan, le lanzan piedras y finalmente lo queman, para asegurarse de que se haya ido, al menos, hasta la próxima semana santa. Con este ritual, el bien vuelve a derrotar al mal y el propósito de esta celebración se cumple.
Lo mismo se realiza en otros asentamientos, donde de reúnen para derrocar al Judas, el hombre blanco que para ellos es el enemigo.
Para cerrar este festejo- ritual, los raramuris comparten bebidas que ellos bebidas mismos elaboran cómo el tesgüino y tepache, para después compartir en la celebración con comida, música y danzas que continúan.
Paula Holguin, representante de la ceremonia en el Oasis, dijo que tiene 46 años viviendo en este asentamiento, y cada año está presente en la organización pues forman parte de sus tradiciones.
Compartió que desde su arribo al asentamiento que se ubican en la colonia Alfredo Chávez de la capital del estado, llevsn a cabo las festividades por la Semana Santa, ya que forman parte de sus raíces.
"También allá para la sierra se hace esto porque ya lo traemos de siempre en estos días", afirmó Paula, quien dijo estar orgullosa de sus tradiciones.