La devoción a la Virgen de Guadalupe se desbordó en las instalaciones del Santuario de Guadalupe, a donde cientos de peregrinos llegaron a ofrecer su oración, su canto y su agradecimiento.
Desde el atrio del templo se formaban los feligreses para ingresar al templo y depositar en el altar su ofrenda floral.
Algunos de los devotos se hincaban para elevar una plegaria a la Virgen Santa María de Guadalupe, algunos más permanecían de pie mientras contemplaban el rostro amoroso de la madre de los mexicanos.
No podía faltar la mujer recién convertida en madre, quien llevaba a su pequeño bebé a presentarlo ante la santísima. Entre ellas Paola, quien con gran devoción a la Morenita del Tepeyac le encomendó su embarazo.
Al interior del templo los cantos no se hacían esperar para homenajear a la Madre de Dios.
Como tradicionalmente se realiza, la puerta principal era el acceso de entrada y la puerta lateral como salida a fin de dar flujo continuo a los peregrinos.
En la zona lateral al templo otras danzas como la Danza de Guadalupe de la Industrial se arrodillaban para iniciar su baile.
Esta celebración religiosa es una de las más socorridas por la grey católica, por lo que se espera que la afluencia se incremente por la tarde.