“¡El Estado nos mató, dejaron de ir a un transfeminicida!” Era una de las consignas que lanzaron mujeres y hombres que se reunieron para manifestar su repudio por la liberación el asesinato de la activista y defensora de derechos humanos Mireya Rodriguez Lemus.
Cargando un féretro y la fotografía de una hermosa mujer, el contingente de personas vestidas de negro avanzó por la explanada del Tribunal Superior de Justicia para manifestar su repudio por la liberación del único inculpado por el transfeminicidio, personificado en una piñata, dejando en estado de vulnerabilidad a otras mujeres, quienes testificaron en contra del homicida.
Mujeres y hombres alzaron su voz para exigir justicia, un alto a la violencia que sufren las mujeres trans y denunciar que el Estado les ha abandonado, porque en Chihuahua la justicia es selectiva. “Mireya era un ser humano, ella también hizo cosas grandes, porque no se ha pronunciado la gobernadora”, recriminaron el actuar de las autoridades, pues el homicidio de Mireya no representó nada, ni siquiera motivó un pronunciamiento oficial, como lo hicieron con los religiosos jesuitas.
La bandera de orgullo trans, con dos franjas azules, dos rosas y una blanca en medio fue colocada a los pies de la diosa Temis, representante de la justicia, donde gritaron ¡Ni una mas! y se pronunciaron porque el estado de Chihuahua es transfeminicida, “Nos secuestran, nos desaparecen, nos matan y no pasa nada”.
Denunciaron que los tres jueces del TSJ aún teniendo 70 pruebas contra el presunto homicida, decidieron dejarlo libre. El tipo quien era un cliente de confianza para Mireya fue quien la acuchilló en repetidas ocasiones, le robó su celular y su auto. El auto incluso lo vendió. De todo ello quedó absuelto.
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Señalaron que Mireya ha sido asesinada tres veces: por el victimario material, los jueces y el Estado, por lo que para que siga viviendo es necesario que obtenga justicia.
¿Dónde está la justicia para nosotros las mujeres trans? Preguntó Mayte, quien realizó el pronunciamiento, donde reiteró que les han dado la espalda demostrándoles que no valen nada.
¿Quién era Mireya Rodríguez?
Mireya Rodríguez era una mujer trans, trabajadora sexual y defensora de DDHH que vivía en la ciudad de Chihuahua. El 29 de agosto de 2020 por la noche dejó de ser vista por sus compañeras y fue hasta el 2 de septiembre que encontraron su cuerpo sin vida en su vivienda.
Después de una serie de denuncias públicas, pronunciamientos de organizaciones civiles y acciones de la organización Letra S y las víctimas indirectas ante la Fiscalía, el 11 de septiembre ordenaron la captura del presunto asesino y se inició el proceso de investigación
El 8 de julio, luego de dos años de la investigación y recolección de pruebas que se presentaron en juicio; el Tribunal Superior de Justicia determinó la liberación del presunto responsable, aludiendo que uno de los resultados de la investigación tenía inconsistencias.
Aparentemente, la decisión se tomó sin revisar las más de 70 pruebas que presentó la Fiscalía para su análisis y con enfoque diferenciado. Esto demuestra graves omisiones y falta de debida diligencia por parte del Sistema de Justicia Estatal.
“Queremos más vida y menos monumentos memoriales”, señaló Mayte Gardea.
El caso de Mireya Rodríguez es histórico porque es es el primer asesinato de una mujer trans que fue investigado en la unidad de Defensores de Derechos Humanos y Desaparición Forzada de la Fiscalía de Chihuahua por lo que pugnan para que no quede impune.
La abogada de la familia Laura Hernández García y representante de Letra S Sida, Cultura y Vida Cotidiana destacó que al ser un caso investigado con perspectiva de género, era la esperanza de un antes y un después, por lo que demandó que se proteja a las víctimas indirectas que reconocía a las muertes trans.
“El caso de Mireya representa a todas las mujeres trans, se demanda que se proteja a a las mujeres. El asesino está libre”.
La abogada hizo un llamado al congreso del estado para que haga las modificaciones pertinentes para tipificar los crímenes de odio como homofobia, bifobia, transfobia, y lesbofobia.
Chihuahua ocupa el tercer lugar en crímenes de odio después de Veracruz 6 el Estado de México.