Dos de cada diez mujeres en el estado de Chihuahua dijeron haber vivido violencia obstétrica durante el parto y de éstas el 87% señaló que el maltrato ocurrió en hospitales públicos, refiere la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2021, presentada por el Inegi.
Dicha encuesta expone que se realizó un muestreo en las distintas entidades y en el caso de Chihuahua se llegó a 2 mil hogares en los que se entrevistó a al menos una mujer que hubiese tenido uno o más partos con la finalidad de conocer si hubo comportamientos violentos.
En la Endireh se refiere la violencia obstétrica como una forma específica de violencia ejercida por profesionales de la salud (predominantemente médicos y personal de enfermería o cuidadores) hacia las mujeres embarazadas, en labor de parto y el puerperio, lo que constituye una violación a los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres.
Los resultados de la encuesta arrojaron que al menos el 31% de las mujeres encuestadas sufrió gritos y regaños durante el parto y fue este el tipo de maltrato más señalado.
El 10.3% dijo que se tardaron en atenderlas como “castigo” por quejarse o gritar de dolor; un 9.9% fue ignorada cuando preguntaba sobre el parto o su bebé; el 9.2% fue obligada a permanecer en una posición incómoda o molesta.
Otro 7% sufrió ofensas del personal, un 4.2% fue presionada para que le pusieran un dispositivo o la operaran para ya no tener hijos, y otro 3.6% de las mujeres que tuvieron cesárea no se les informó con claridad que era necesaria.
La violencia obstétrica se presenta con más frecuencia en mujeres sin pareja que en mujeres unidas o casadas; en cuanto a atención no autorizada, se dio sobre todo en mujeres solteras, con promedio de edad de 27 años.
Los resultados por nivel económico muestran que la prevalencia tanto de abuso y violencia como de atención no autorizada, en la medida que disminuyen de nivel educativo.
En cuanto a las instituciones, se señala que en este tipo de actos se involucran tanto las de orden federal como instituciones estatales de salud, e incluso en aquellas que son de carácter privado.
Entre las más invisibilizadas: psicóloga
Adana Gutiérrez, psicóloga con especialidad en violencia de género, informó que la violencia obstétrica no es una problemática local, sino que la han padecido millones de mujeres en el mundo, tanto en instituciones públicas como privadas de salud.
Explicó que es uno de los tipos de violencia más invisibilizado debido a que las mismas mujeres que la sufren temen emitir una queja o denuncia al momento en que son víctimas, principalmente por vergüenza o por la creencia de que es natural.
Asimismo dijo que la violencia obstétrica incluye gritos, ofensas, amenazas, omisiones y castigos, así como procedimientos autoritarios para imponer un método anticonceptivo a las mujeres o para realizar una cesárea.
“En este último caso se le llama atención no autorizada y aún persiste, principalmente entre mujeres que forman parte de algunas etnias o cuyo nivel de estudios es menor, por lo que son abusadas”, afirmó, y aunque en estados del sur del país llega a presentarse más, un solo caso que exista en el estado es preocupante.
Añadió que toda mujer debe tener una vida libre de violencia y esto abarca desde sus hogares, instituciones educativas hasta centros laborales y en cualquier tipo de servicio que se reciba, por lo que bajo ningún supuesto se debe permitir.
También que es necesario sensibilizar a los trabajadores de hospitales, pues aunque no es una situación generalizada, aún se cometen actos de injusticia contra mujeres, que al momento de dar a luz se encuentran doblemente vulnerables.