El transporte público urbano en la capital del estado no sólo es insuficiente en relación con el alto número de usuarios que se trasladan por este medio, sino que muchas unidades no cuentan con las condiciones físicas o mecánicas adecuadas, de acuerdo con un recorrido por las principales paradas de las llamadas rutas alimentadoras.
Hasta septiembre de 2021, el Departamento de Transporte reportó que en la ciudad hay 400 unidades de rutas alimentadoras, sin embargo los usuarios señalan que no son suficientes, pues las unidades viajan llenas y muchas personas deben viajar de pie.
Además, prácticamente todos los camiones tienen desperfectos que van desde cristales rotos que ponen en riesgo a los pasajeros, falta de placas y en algunos casos fallas mecánicas.
Algunos de los usuarios que ayer esperaban en la fila sobre la avenida Niños Héroes aseguraron que utilizan este servicio por verdadera necesidad, pero dijeron que las condiciones de los camiones en general son malas, razón por la que consideran que se trata de un servicio caro, por lo que pensar en un aumento de pasaje resulta inaceptable.
La señora Celia Hernández, quien la mañana de ayer esperaba una ruta alimentadora, indicó que tras la pandemia su pequeño negocio de dulces apenas le da lo necesario para subsistir, pero a diario debe pagar al menos cuatro pasajes, por lo que un aumento en la tarifa es para ella una situación inaceptable.
Para el señor Eulalio Mendoza los camiones urbanos no han recibido mantenimiento desde hace años, pues afirmó: “yo tengo años usándolos, uso de distintas rutas y le puedo decir que están en las mismas condiciones de siempre, o sea, muy malas”.
Señaló que a través de este medio de información se ha enterado de que los concesionarios quieren un incremento que en la ciudad sería de 10 pesos, según la propuesta hecha por estos mismos, pero a su parecer un aumento sería una burla para los pasajeros.
“Estamos hablando de que si uso cuatro o cinco camiones, me voy a gastar hasta 50 pesos, cuando hay días que mi trabajo no me deja más que cien pesos, imagínese, la mitad en camiones, no es justo”.
María Cristina Díaz utiliza el transporte público para llevar a su hija a clases y para trasladarse a su trabajo, una miscelánea en la que apenas gana 1,200 pesos semanales. “Ya pensar en un aumento podría ser, pero primero que los arreglen, porque se sienta uno en asientos todos viejos, o los vidrios van todos quebrados, hasta con el riesgo de que los pedazos se caigan encima de la gente”, apuntó.
Durante un recorrido por la ciudad se pudo constatar que muchas unidades de urbanos se encuentran rayoneadas, algunas ni siquiera tienen ventanas, otras están a punto de caerse, además de que a decir de usuarios, no son pocas las veces que se quedan “tirados” por fallas mecánicas.
Aunado a lo anterior, los usuarios refieren que el servicio que prestan los choferes no es el mejor, pues arrancan el camión antes de que puedan sentarse, o peor aún cuando van descendiendo, lo que ha provocado accidentes.