A 50 años de la apertura del balneario Joaquín Amaro, más conocido como El Robinson por su proximidad a la colonia del mismo nombre en el sur de la ciudad, el complejo que alguna vez fue un popular destino acuático para locales y turistas ahora yace abandonado y en ruinas.
Este espacio, que guarda innumerables recuerdos y anécdotas de la comunidad, solía destacarse como uno de los pocos balnearios dentro de la ciudad de Chihuahua. Gracias a su cercanía, se convirtió en el lugar predilecto tanto para niños como para adultos que disfrutaban de sus toboganes y piscinas.
El Balneario Robinson se sitúa en el periférico Vicente Lombardo Toledano. Actualmente, una parte del terreno está bajo el resguardo de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, mientras que otra parte pertenece al Gobierno del Estado.
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Hoy en día, los recuerdos de este balneario viven solo en aquellos que tuvieron la oportunidad de disfrutar de sus múltiples atracciones, incluyendo toboganes, piscinas y extensas áreas verdes. Durante años, este lugar fue el destino elegido por familias y amigos para pasar vacaciones y fines de semana juntos. Sin embargo, ahora su esplendor ha quedado relegado al pasado.
Actualmente, las instalaciones del balneario presentan acumulación de escombros y basura. Tanto el área de entrada como la recepción lucen descuidadas, recordando más un terreno baldío que un espacio de recreación. Tres de las albercas circulares muestran signos evidentes de abandono, con pintas y escombros, mientras que en los alrededores se observa la presencia de personas sin hogar y otros individuos que utilizan el lugar como refugio o punto de encuentro.
Las mismas albercas de la entrada están en estado de deterioro debido a la falta de mantenimiento y a la intervención humana que ha dejado pintas en sus estructuras. Esta parte del complejo se encuentra en ruinas, con fogatas y cobijas utilizadas por quienes pernoctan en el lugar.
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En la zona cercada, donde antes había jardines, árboles y áreas de asadores, ahora se observa descuido, con hierba crecida, basura y escombros acumulados. Los vestidores, que en su momento fueron funcionales, ahora carecen de techo y solo quedan los azulejos cubiertos de polvo.
Los archivos periodísticos son testigos de que en 1971 inició la construcción del complejo del balneario Joaquín Amaro, el cual tenía un concepto único de aceptar a familias de todas clases sociales para que disfrutaran de las nueve albercas y sus toboganes, así como sus áreas verdes y espacios de recreación.
La construcción llevaría tres años en ser terminada, por lo que la inauguración se dio en el año 1974 convirtiéndose en uno de los lugares favoritos de la ciudadanía y sus visitantes; en este lugar también se entrenaron clavadistas, se realizaron fiestas y eventos especiales.
Este parque acuático cerró a principios de los 90, sin mayor explicación hacia la ciudadanía, dejando un vacío en las vidas de todos aquellos que habían disfrutado de sus vacaciones y fines de semana en las instalaciones.
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Tras años de completo abandono, en el año 2015 fue inaugurado como el Centro Deportivo de Esparcimiento Familiar (Cedefam) en beneficio de los agentes de la Fiscalía General del Estado y de sus familias, quienes podían hacer uso de las instalaciones por un descuento en sus nóminas de 50 pesos quincenales para el mantenimiento del parque.
No obstante, tras casi 4 años en que se les cobró el mantenimiento de las instalaciones, el complejo fue cerrado en septiembre del 2018, nuevamente sin previo aviso y sin dar explicaciones a los usuarios del lugar.
Ante esto, el personal de la dependencia informó que el cierre había obedecido al retiro de una concesión con una empresa privada, desde entonces no se ha vuelto a brindar información de lo ocurrido con el Cedefam.
Actualmente, este Cedefam es parte de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSPE), donde se tiene una oficina y se encargan del mantenimiento al exterior de lo que era el parque acuático, sin embargo, una parte del gobierno es quien se hace cargo.
En un momento, durante la titularidad del ahora exsecretario de Seguridad Pública, Emilio García Ruiz, contemplaba adquirir y rehabilitar el espacio de las albercas para convertirlo en un polideportivo, sin embargo el proyecto nunca se inició y en cambio con el paso de los años el lugar quedó cada vez más abandonado.