“Mi nombre es José Miguel Becerra, tengo 23 años, vengo con mi hijo, mi esposa y mi hermana, nos venimos para acá porque en Venezuela ahorita hay una crisis económica”, José es uno de los miles de venezolanos que ha salido de su país natal acompañado de su familia, para llegar a la frontera con Estados Unidos, donde espera conseguir una mejor calidad de vida para él y sus seres queridos.
Así lo dijo tras su llegada a Chihuahua en medio de más de 3 mil migrantes que arribaron el pasado 22 de septiembre de 2023 a la capital, donde pese a las restricciones que había anunciado Ferromex a nivel nacional, en el estado siguen circulando a diario miles que ingresaron desde el estado de Coahuila, con el único objetivo de llegar a Ciudad Juárez.
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Maison Hernández un venezolano que tiene cerca de 30 días viajando por el territorio mexicano, y que ayer arribó al estado de Chihuahua, aseguró que en Coahuila, sigue un campamento de cerca de mil 500 migrantes que están a la espera de partir a la frontera con Estados Unidos, principalmente con Juárez, donde han alertado que el cruce es más fácil.
José Miguel es otro venezolano que tiene la esperanza de encontrar un lugar seguro donde vivir mientras que la situación en su natal Venezuela mejore, debido a que desean poder volver a sus hogares, a su tierra donde tan felices y orgullosos se sienten.
Aun habiendo miles de personas que piensan como él, es dada a la contracción del consumo, ha obligado a los ciudadanos venezolanos que quedan a escoger cuál necesidad atender primero, lo que los ha llevado a abandonar sus hogares en compañía de familiares en busca de tierras lejanas donde puedan conseguir un sueldo que les permita mejorar la vida de sus seres queridos.
Este es el caso de Fermín, quien toda su vida trabajo en la cocina de algún restaurante, pero al ganar 20 dólares a la semana, que se traducen a 344 pesos mexicanos, con lo que no podía pagar ni siquiera la canasta básica más los pañales y leche de bebe que necesita su hijo de apenas unos meses de nacido; aun con dos o tres trabajos, se le hizo imposible mantener a su familia en una crisis económica tan difícil
Para poder salir de Venezuela, los migrantes tomaron un camión hasta Colombia y encontrar la forma de llegar a Panamá, que bien puede ser por tierra con personas que dan aventón hasta ciertos puntos o utilizar lanchas para ir sobre el agua hasta Santiago; estas familias de migrantes duraron alrededor de una semana en cruzar Costa Rica, Nicaragua y Honduras hasta llegar a Guatemala, donde según varias de las mujeres migrantes coincidieron en haber tenido una experiencia terrible en este lugar.
Kimberly, una de las madres jóvenes venezolanas que busca una mejor vida para su hija compartió que su experiencia dentro de Guatemala fue horrible, dado a que un trio de hombres la hizo sentir como si fueran a cazarla y llevarse a su bebé, “estoy segura de que me tomó fotos, sino hubiera sido por una policía, se hubieran llevado a mi hija”.
En Guatemala solo duraron un día, luego siguieron su viaje hasta el norte llegando a México, donde pasaron por pueblos y ciudades que, según testimonios de varios migrantes, todos fueron muy amables y los paisajes hermosos; la primera vez que experimentaron la violencia en el país fue en Ciudad de México, donde sufrieron de racismo por parte de los trabajadores de una terminal de camiones que pensaban utilizar a la mañana siguiente, sin embargo, los corrieron del lugar.
Una vez más, solo duraron un día en Ciudad de México, tomaron un camión con el dinero que habían hecho con pequeños trabajos, mal pagados según los venezolanos, hasta llegar a Durango donde consiguieron un lugar donde dormir y asearse, retomando su camino de ocho horas por medio de los tramos ferroviarios hasta Torreón.
Para llegar a Chihuahua, muchos de los migrantes decidieron quedarse rezagados de parte de varios grupos a los que se habían unido, debido a que estos no se sienten seguros al viajar en los techos de los trenes, además de viajar con niños, por lo que no quieren exponer a sus hijos a ese tipo de peligros, decidieron esperar a encontrar un tren con vagones abiertos; realizaron 12 horas desde Torreón hasta la Capital de Chihuahua.
Ya en Ciudad Juárez, lo primero que hacen los grupos de migrantes es dirigirse al punto 36 del muro fronterizo, donde autoridades estadounidenses los procesan. En esa zona había agolpados alrededor de 700 personas.
La tarde de ayer el Instituto Nacional de Migración y elementos de las corporaciones policiacas realizaron un operativo para contener la presencia de las personas en situación de movilidad que llegaron al bordo del río Bravo. Por lo menos diez unidades de las instancias mencionadas, se apreciaron sobre el área limítrofe entre Ciudad Juárez y El Paso.
Migrantes enfrentan riesgos al viajar en tren
Elena, otra de las venezolanas que viajan a la frontera, conto haber sido agredida e insultada en la Ciudad de México luego de accidentalmente haberse quedado dormida cerca de un puesto de comida; según la chica, no había dormido en días para cuando llegaron por la noche a una plaza de la ciudad donde se suponía encontrarían una central de camiones que los llevaría a Durango.
Mientras esperaba a que sus compañeros se pusieran de acuerdo sobre el presupuesto para el viaje, la joven se quedó dormida junto a un puesto de comida por demasiado tiempo, hasta que durante la mañana la mujer encargada de abrir el puesto se tornó violenta hacia Elena, amenazándola de echarle agua y hablarle a la migra para que la regresen.
De igual forma, mientras ella volvía con su grupo aun medio dormida, vio como la mujer echaba veneno alrededor del puesto diciendo que con eso sería suficiente para que no pasara otra vez, “yo no estaba haciendo nada malo, era cuestión de despertarme y pedirme que me moviera de su puesto, no de que fuera tan grosera”.
Algunos de los hombres migrantes, como Maison se vieron obligados a tomar trabajos pesados por pagos mínimos para poder conseguir un pequeño mandado en las tiendas que se encontraban en su camino; la mayoría de los trabajos eran como chalan en construcciones, según dicen estos jóvenes venezolanos, es casi la misma cantidad que ganaban ellos por una semana de trabajo en sus hogares natales.
Mientras que las mujeres, no han podido conseguir ningún trabajo desde que entraron al país, aun viéndose aseadas y con ganas de trabajar, los empleadores los corren de sus negocios sin darles la oportunidad de ganarse ni una botella de agua. Según Katelin, otra de las madres jóvenes, entro en una tienda de abarrotes que decía buscar empleado, y cuando entro a preguntar le dijo que se fuera enseñando sus manos, para que no se robara nada.
Estos son algunos de los casos de estas personas que tomar la dura decisión de migrar hacia tierras desconocidas para conseguir el llamado “sueño americano”, sin embargo, hay muchos de estos migrantes que no lograran cumplir sus sueños debido a los riesgos que los han conducido a la muerte.
El día de ayer por la mañana, arribo al patio de Ferromex Chihuahua un tren con alrededor de 3 mil personas en situación de movilidad, quienes informaron que durante la madrugada identificaron dos incidencias relacionadas a sus compatriotas, donde un hombre cayo a las vías del tren y este le arranco las piernas, mientras que otro resbalo desde arriba del vagón y golpeo su cabeza contra el suelo falleciendo al instante.
Estas dos no son las primeras y se sospecha que tampoco las últimas, debido a la cantidad tan exorbitante de ciudadanos venezolanos, colombianos, hondureños, cubanos y de más que se encuentran en situación de movilidad huyendo de las crisis y problemáticas que ya no se pueden seguir evitando en sus respectivos lugares de origen.
Es por ello que, de los casi 3 mil que arribaron el día de ayer a la terminal de Ferromex en Chihuahua, alrededor de diez personas se quedaron esperando hasta la tarde del mismo día por un tren que tuviera vagones abiertos donde meter a los niños que viajan con ellos, pues dicen que prefieren esperar horas o días, antes que arriesgar sus hijos.
En días pasados se habló sobre un posible paro de actividades ante los incidentes que habían ocurrido sobre las vías del ferrocarril, donde no solo quedaban personas lesionadas de gravedad, sino que en muchas ocasiones también muertos, Grupo México mencionó la posibilidad de parar sus actividades ferroviarias.
Sin embargo, decidieron continuar con las rutas, esta vez por caminos donde fuera menos posible encontrarse más migrante que trataran de subir a los vagones de los trenes, quienes aun así siguen viajando al límite de su capacidad de transporte, llevando a cientos de personas con el latente peligro de una caída en medio camino.