La Encuesta Intercensal sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares en población indígena refiere que en el estado de Chihuahua, cuatro de cada diez mujeres pertenecientes a alguna etnia vivió violencia sexual en al menos una ocasión durante los últimos dos años.
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Actualmente, la población indígena en la entidad asciende a 94,200 personas, de las cuales 42,170 son mujeres, y de éstas, al menos 40 por ciento identifica algún tipo de violencia sexual.
La encuesta refiere que la modalidad de violencia sexual más común es el hostigamiento verbal, en el que se identifica desde palabras obscenas hasta insinuaciones de tipo sexual como amenaza para conservar su empleo.
Además, la violencia sexual es el tipo donde se presenta la mayor diferencia entre las mujeres indígenas y las no indígenas. En el caso de las mujeres no indígenas, se estima que dos de cada diez han sido víctimas, mientras que en las indígenas, la refiere cuatro de cada diez.
El 23 por ciento de las mujeres indígenas de 15 años y más que tienen o tuvieron al menos una relación de pareja ha enfrentado agresiones de tipo sexual por parte de su esposo o pareja actual o la última, a lo largo de su relación.
La prevalencia de este tipo de violencia por parte de la pareja no presenta diferencias entre la información para las mujeres indígenas y no indígenas.
El ámbito laboral, es el que más casos de violencia sexual refieren, y esto ocurre principalmente en lugares donde las indígenas desempeñan labores domésticas.
En el ámbito comunitario, en municipios de la zona serrana es donde las mujeres indígenas presentan menores índices de violencia tanto a lo largo de su vida como en los últimos dos años. Sin embargo, quienes emigran a ciudades mas grandes refieren que han padecido desde piropos ofensivos, hasta abuso y violación sexual.
El ámbito escolar es referido como otro de los principales lugares de violencia sexual, que además se ha normalizado o callado por miedo o vergüenza.
Además de quienes señalan haber sido víctimas, más del 80 por ciento dijo no haber interpuesto una denuncia, y los principales motivos son desconocer cómo hacerlo, que temen represalias de sus agresores, y que consideran que por el solo hecho de ser indígenas no serán escuchadas.
Al desconocimiento y el temor se suma el hecho de que muchas mujeres dicen que al pedir apoyo en su familia se les dijo que no debían llevar a cabo la denuncia, aun en los casos de violación sexual, en los que por ende se comete violencia fisica por medio de golpes para someterlas, y violencia psicológica al ser amenazadas para que no digan lo ocurrido.
"Me violó mi patrón y me dijo que por ser india tenía que callarme": Juana
Juana es una de las tantas víctimas de violencia sexual. Ella arribó a Chihuahua capital cuando era adolescente, tras decidir dejar su natal Guadalupe y Calvo en busca de una mejor vida.
Al principio todo pintaba bien, sin embargo, por varios motivos tuvo que buscar la forma de trasladarse a otro municipio, y mientras esto pudo concretarse fue recibida en una casa donde trabajó como empleada doméstica.
"Ahí vivía la señora con su marido, y yo veía que se acercaba por puro pretexto, me hacía sentir mal y no sabía cómo pedir ayuda porque necesitaba el trabajo y porque me decía que yo por ser india no tenía derecho a nada", compartió.
Sin que pasara mucho tiempo Juana fue violada sexualmente y a más de diez años de lo ocurrido su voz se quiebra cuando recuerda el hecho, que describe como lo experiencia más horrible, que rompió las ilusiones que cualquier joven tiene.
El desconocimiento de las leyes provocó que no denunciara, pues su familia le dijo que al ser mayor de edad nada podía hacerse, y que lo mejor era callar.
"Nadie te va a creer": María
La historia de María no es menos dolorosa, ya que en su caso fue su propio padrastro quien al poco tiempo de mudarse a vivir con la madre de la joven comenzó con un trato denigrante hacia ella.
María compartió que ella tenía unas enormes ganas de seguir estudiando tras terminar la primaria, pero al mudarse a Ciudad Juárez con su mamá y su padrastro le fue imposible pues tuvo que buscar un empleo para ayudar con los gastos de su casa.
"Este señor me trató mal desde la primera vez que lo conocí. Siempre me decía que no era una mujer porque me quejaba de todo, y un día cuando no estaba mi madre me acorraló en un cuarto y me violó".
Para María, ser violada fue más que una atrocidad con consecuencias físicas, pues aunado a ello, desde ese momento su vida cambió y se volvió una mujer desconfiada, que a la fecha no ha podido formar un hogar por sentir que todos los hombres la van a dañar.