Bajo la causa penal, 1721/2022, el juez Samuel Uriel Mendoza vinculó a proceso a Pablo Gerardo G.M. alias “el Yayo”, como probable responsable de los delitos de feminicidio en calidad de tentativa, en contra de Marisol N., madre de la menor A.I.L.S. quien cabe mencionar, aún se encuentra desaparecida. Se dio un plazo de 4 meses para investigación complementaria.
Lo anterior, puesto que el pasado 6 de junio el imputado presuntamente secuestró a la menor y a su madre, Marisol le disparó en 6 ocasiones, algunos de los impactos que le dieron en la cara, el cuello y la cabeza, dejándola en estado de salud muy delicado, aunque sobrevivió y pudo declarar que el imputado le dijo tener a su hija y que también la iba a matar, para posteriormente tratar de llevarse a otra menor de edad, familiar de A.I.L.S.
Cabe mencionar, que la audiencia por el delito de desaparición también contra el imputado Pablo Gerardo G.M. se realizará este lunes a la 1:30 de la tarde.
La resolución del juez de vincularlo a proceso, se tomó a pesar de los esfuerzos de la defensa por desacreditar y revictimizar a la menor víctima y su madre, tratando de hacerla responsable de haberse ido de su casa por haber mantenido “una relación afectiva o una amistad” con su defendido.
Durante la audiencia de vinculación o no a proceso en contra de Pablo Gerardo G.M. su defensor alegó que la menor no tenía el comportamiento de “una niña de su edad” y que no estaba dominada por la ley materna. Esto, a pesar de que el imputado ha sido señalado como un supuesto sicario y relacionado con el crimen organizado y la venta de drogas, con antecedentes de violencia y que es conocido como un generador de violencia en la colonia Gerardo Vázquez, al sur de la ciudad.
“Se tiene conocimiento de que ella se juntaba con gente mucho mayor que ella y que al momento de irse de su casa, mantuvo comunicación con otras personas, por lo que no se encontraba ocultada ni privada de la libertad”, comentó la defensa del presunto responsable.
“Se acreditó que mi defendido tenía una relación afectiva o de amistad con la menor, de quien hay indicios que tenía una conducta irregular a la de una niña de su edad, pues de manera libre podía desplazarse sin ley materna, y asociarse con gente de edad avanzada, lo que dio la posibilidad de que su madre desconociera el paradero de su hija así como las costumbres y gustos de la menor”, dijo el defensor.
Luego, el defensor mencionó el nombre completo y los apellidos de la menor de iniciales R.Z.G. por lo que la defensa protestó y solicitó que no se dijeran los nombres completos de la menor pues esto incurría en una violación a sus derechos.
El defensor continuó aseverando que A. I. L. S. nunca estuvo secuestrada ni privada de la libertad, “pues nunca pidió apoyo ni manifestó estar en situación de peligro ni dijo que estaba coaccionada para irse de su casa”; esto, a pesar de que la representación social señaló que al ser menor de edad, de 13 años y estar en contacto con una persona mucho mayor que ella, de más de 35 años de edad ya es en sí un delito y conlleva el engaño, la coacción y la corrupción de la menor.
“Él vio la vulnerabilidad de la niña y con base en engaños se la llevó”, alegó la representación social, quien señaló que las carencias económicas y emocionales que la menor tuvo la orilló a caer en los engaños del criminal, así como que su corta edad no le otorgaba la facultad de tomar decisiones objetivas sobre su proceder o discriminar sobre las personas riesgosas con las que se relacionaba.
Cabe mencionar, que familiares de la menor y de su madre se encontraron en la audiencia, y una hermana de Marisol N. señaló que efectivamente Yayo tenía meses sosteniendo conversaciones con la menor A.I.L.S. y que la invitaba a comer y le prestaba su celular y señaló que no es la primera vez que se sabe que el Yayo hace ese tipo de acciones y que ha lastimado a otras familias.
“Yo le pido la máxima pena para él, ¿a poco lo van a dejar en libertad no más porque va a pagar?”, reclamó la mujer, ante lo cual, el juez Samuel Mendoza reaccionó y le solicitó que se dirigiera con respeto al tribunal y le dijo: “yo no lo conozco (al imputado) y no me ha pagado nada”, reclamó e indicó que si se tiene conocimiento de un hecho de corrupción que se debe denunciar ante las autoridades correspondientes.
Además, el juzgador dijo que era inválida la estrategia del defensor de decir que la menor era “muy vaga”, pues los juicios de valor no tienen cabida en un juicio en el que se analizan hechos objetivos; además, dijo que el hecho de que la menor se relacionara con gente mucho mayor que ella es precisamente una señal de su situación de vulnerabilidad.