JIMÉNEZ, Chih.- Cumple tres meses varado el circo en la ex Hacienda de Dolores y las necesidades de quienes lo conforman siguen aumentando a la par de los días. Los artistas circenses se ven obligados a salir a los cruceros a realizar algunos actos a cambio de algunas monedas que les permitan solventar las necesidades de las siete personas que viajan con el circo, entre las que se encuentra un bebé de apenas nueve meses de edad, que requiere de pañales y fórmulas, entre otros artículos.
Llevando el circo a las calles para poder subsistir, en el semáforo de la vialidad Mariano Jiménez, cruce con la calzada, el joven Martín Guadalupe Corral, de 20 años, realiza malabares para obtener algunas monedas que le permitan allegarse de alimentos.
Integrante la familia que conforma el “Barley Circus”, explicó cómo hace tres meses arribaron a la ex Hacienda de Dolores a montar su show, sin embargo la pandemia los obligó a parar el espectáculo y quedarse varados en Jiménez.
Y es que el trasladarse a otra ciudad, resulta más oneroso que permanecer en el lugar actual, ya que los costos de traslado no podrían ser recuperados al no poder ofrecer funciones circo, por lo que es mejor esperar a que todo pase.
Pero como en todos los giros, si no hay actividad no hay ingresos, lo que se traduce en poco poder adquisitivo o capacidad para solventar las necesidades que apremian a las siete personas que viajan con el circo.
El alimento es la necesidad principal para los artistas circenses, pero con ellos se encuentra un bebé de apenas nueve meses de edad, el cual además de pañales, requiere de fórmulas y alimentos especiales, ello sin contar los productos adicionales que necesita un infante de esa edad.
Comentó que si bien las personas de la ex hacienda los han acogido y apoyado en esta temporada de contingencia, es imperante generar recursos propios para solventar las necesidades, por lo que se ven obligados a salir a los cruceros para improvisar algunos actos.
“En un día bueno me he llevado los 400 o 500 pesos, pero pues apenas para los pañales y la leche del bebé, debemos movernos para poder sacar para la comida y lo que se pueda ofrecer”, manifestó el joven Martín, quien precisó que no todos los días son buenos.
Y es que la actividad de los cruceros han intentado complementarla con trabajamos intermitentes en los campos como jornaleros, sin embargo la poca experiencia en la labor y lo pesado de la misma para quienes toda su vida han trabajado bajo las carpas, limita su oportunidad para ser elementos idóneos para ese trabajo, por lo que las remuneraciones no son muy buenas.
Fue así que al llegar el rojo del semáforo, el entrevistado corrió para realizar su acto, por desgracia, quien escribe pudo constatar, al menos en ese momento, que ningún conductor aportó al menos una moneda para contribuir a la causa del artista.
“Así es esto y así nos tocó, pero con el favor de Dios ya pronto pasará esta situación y podremos trabajar en lo que sabemos hacer, no somos los únicos, hay mucha gente que tampoco puede trabajar por la pandemia, así que sólo nos queda echarle ganas”, expresó el entrevistado.
Finalmente, y por el apuro de realizar más actos en el semáforo, el joven malabarista se despidió, no sin antes indicar que siguen en la ex Hacienda de Dolores y dejó el número de teléfono de su papá, por si alguien deseaba contactarlo para brindarles algún apoyo, el cual además de ser de mucha ayuda, sería bien agradecido por la familia del Barley Circus.
Te recomendamos: