“Las legumbres son bajas en grasas, sodio y no tienen colesterol, ni gluten en su estado natural, pero sí contienen proteínas de origen vegetal, hierro, potasio, fibra, folato, vitaminas y además pueden permanecer por mucho tiempo almacenadas y por lo mismo pueden ayudar a diversificar las dietas”, destacó el maestro Jared Hernández Huerta, responsable del área de Cultivos Biointensivos de la Facultad de Ciencias Agrotecnológicas de la Universidad Autónoma de Chihuahua.
En el marco de este 10 de febrero Día Mundial de las Legumbres, fecha estipulada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Hernández Huerta recomendó agregar en las comidas diarias, algunos de estos tipos de leguminosas que son consideradas por sus nutrientes, coadyuvantes en la seguridad alimentaria.
“Las legumbres contienen nutrientes adecuados que pueden contribuir en el desarrollo saludable de las personas, siempre y cuando vayan combinados con otros alimentos, porque solas como tal, no son suficientes para asegurar una seguridad alimentaria ya que el concepto implica muchas cosas más; por tal motivo, se puede asegurar que sólo sirven como coadyuvantes”, afirmó el catedrático de la UACH.
Agregó que a las legumbres se les conoce a los cultivos como garbanzos, lentejas, alfalfa, habas, ejotes, etc, sin embargo, en Chihuahua el más común es el frijol que se produce en grandes cantidades en regiones como Santa Isabel, Cuauhtémoc y Delicias, donde son cultivados con diferentes grados de tecnología aplicada como de riego y de temporal.
Indicó que en el Modelo Educativo Renovación UACH-DS, la Universidad ha propiciado diversas investigaciones encaminadas a valorar la calidad de estos cultivos y en ellos se han encontrado que las leguminosas aparte de servir como alimento contienen grandes ventajas favorables para la salud humana.
“Otras de las ventajas es que estas leguminosas ayudan a la fijación del nitrógeno, que se puede utilizar como parte de un programa de manejo de cultivos donde se incorpore y eso implica que no se utilicen muchos fertilizantes para producirlos y que de manera indirecta contribuye a evitar los efectos de la contaminación”, finalizó el investigador de la UACH.