Daniel Ceballos Martínez, de 30 años de edad, autor del asesinato de la joven Andrea Athie, fue sentenciado a 51 años de prisión por ser el asesino material. El fiscal de Zona Centro, Carlos Mario Jiménez Holguín, consideró que esta es la mayor pena de cárcel en la historia de Chihuahua.
Hace aproximadamente año y medio el estado de Chihuahua vivió un caso estremecedor que sacudió a la sociedad estudiantil universitaria, Andrea Athie Corral fue encontrada sin vida el 14 de mayo de 2017, en una brecha en el kilómetro 43 que conduce al poblado de rancho de Peña, hacia el municipio de Cuauhtémoc.
La joven, que esperaba encontrarse con sus padres en su ciudad de origen, fue privada de la vida por sujetos armados quienes pretendían robar la camioneta en la que se trasladaba la víctima, sin haber planeado ningún homicidio.
El licenciado Mauricio Martínez Olivas, coordinador del Ministerio Público en Santa Isabel, declaró que el juicio, llevado a cabo el 11 de septiembre, fue exitoso gracias al buen trabajo de investigación realizado por todo el equipo desde hace ya más de un año.
“No podemos regresarle a la familia a su hija porque ya no está con nosotros, pero le regresamos la esperanza de creer en la justicia.”, asegura el coordinador.
Según narra Mauricio Martínez, Daniel Ceballos es una persona que no sintió ningún remordimiento al final de la audiencia, el agresor se mostraba enojado y retador hacia las autoridades y a pesar de haber recibido 51 años de cárcel, la culpa y el remordimiento no se hicieron presentes en el lenguaje corporal del acusado.
“Es una sola víctima que hizo que el comportamiento de toda una sociedad cambiara formas de traslado y de vida, ya que cualquiera de nosotros estaba expuesto a eso”, agrega Martínez.
Se manifestó que por principio constitucional, Ceballos recibiría una condena de 40 años, pero al obtener 51, los padres de Andrea quedaron satisfechos con la Fiscalía por el trabajo de investigación realizado.
Por su parte, los otros dos participantes del robo de la camioneta, quienes aseguran jamás haber estado de acuerdo con el asesinato, Ramón Galindo Carrillo de 18 años de edad y Francisco Martínez Juárez de 32 años, recibieron una condena de 5 y 14 años respectivamente.
Un nuevo elemento en la técnica de investigación
La eficaz resolución del caso fue gracias a la nueva forma de trabajo que ha implementado la Fiscalía, que consiste en pasar de la metodología tradicional de investigación, que se realizaba de manera vertical por parte de una autoridad del Ministerio Público apoyado de peritos y policías investigadores, lo que era conocido como la trilogía de investigación. “Esa metodología no es la más atinada para un sistema acusatorio”, asegura el fiscal Jiménez.
En consecuencia a ello, la Fiscalía tomó la decisión de incluir a un nuevo integrante en su equipo de investigación, a un analista de información, lo que da paso a una tetralogía de investigación, referente a que ahora el Ministerio Público apoyado por policías investigadores, peritos y analistas de información interactúan de manera horizontal.
Anteriormente la comunicación era vertical y se manejaba con tres integrantes, había un coordinador de ministerios públicos, un policía, un comandante (quienes eran los únicos que firmaban los oficios para reportes informativos). El proceso era lineal, no había una comunicación directa entre los actores, ahora existe un ministerio público, coordinador y hay policías, peritos y analistas interactuando horizontal e informalmente. Todos los involucrados tienen acceso a la información, cuando antes era de uso exclusivo del ministerio. Existía desconfianza interna pero ahora se busca la confianza plena dentro del equipo de trabajo.
Esta forma de investigación es gracias a las mesas de trabajo donde toda la información es compartida con la finalidad de realizar una mejor investigación y la integración de los participantes de manera conjunta para conseguir avances.
Con esta nueva metodología existe una manera más eficaz de trabajo ya que desde el minuto uno empieza a correr el cronómetro; los analistas comienzan con el análisis de campo, de video, de pruebas; por su parte los peritos y policías trabajan directamente en la escena y el ministerio desde la parte correspondiente.
Coordinado de esa manera el ministerio siempre está atento de que todas las pruebas obtenidas tengan origen lícito y se empieza un análisis concreto, lo cual en el caso de Andrea, en 10 días obtuvieron al primer detenido.
La investigación para resolver el caso de Andrea tuvo lugar en la sierra, en la ciudad de Chihuahua y en Cuauhtémoc. El fiscal asegura que con la metodología anterior jamás se hubiera resuelto el caso ya que la escena no brindaba más que únicamente un casquillo y la víctima.
“Los policías no tienen el tiempo de analizar tantas horas de video por lo que los analistas son piezas fundamentales para la investigación. El trabajo de ellos es lo que hace detonante una información que puede parecer sencilla cuando esa realidad es muy compleja”, asegura Jiménez.
Asimismo, dependiendo del caso de investigación, el perfil del analista varía; puede ser un contador, un ingeniero, es multifacético con el fin de obtener un análisis más profesional, según sea el caso.
Para un buen juicio se necesita una buena investigación, por lo que el resultado de esta se vio reflejado en la condena estipulada por el juez, según lo explica el fiscal.
¿Cómo sucedió la detención?
EL HECHO
El domingo 14 de mayo de 2017 la joven Andrea Athie Corral salió de la ciudad de Chihuahua a bordo de una camioneta Journey blanca, modelo 2014, aproximadamente a las 13:00 horas con destino a su ciudad natal, Cuauhtémoc.
Alrededor de las 15:00 horas se encontró el cuerpo de la víctima en una brecha en el kilómetro 43 que conduce al poblado de rancho de Peña. De inmediato arribó al lugar Servicios Periciales para dictaminar el hallazgo del cuerpo de una joven de aproximadamente 20 años de edad y a unos metros de ella un casquillo. Se apreciaba que la víctima no contaba con signos de violencia sexual.
Minutos después los fiscales recibieron una llamada que aseguraba que en la caseta de Cuauhtémoc había unas personas preguntando por una señorita de nombre Andrea Yolanda Athie Corral, de 22 años, los cuales resultaron ser los padres de la joven.
Verificaron cámaras de 18 negocios
Según el licenciado Martínez, todos los sectores de la víctima fueron verificados, el social, el estudiantil, incluso con su propia pareja para ver si no existía algún foco rojo.
Desde un inicio fueron descartados todos los círculos sociales de la víctima, ya que se constató que era una estudiante de excelentes calificaciones, no tenía problemas con ninguna persona, su familia era de bien, de gente trabajadora y nada indicaba que fuera un asesinato con causa más que la propia camioneta.
A partir de esa noche las autoridades comenzaron con el análisis de las cámaras de seguridad desde Chihuahua hasta Cuauhtémoc. Las imágenes en donde sale la camioneta son por lo menos de 18 negocios, sin embargo más de 50 fueron visitados para verificar si había evidencia en video.
2 trayectos fueron los analizados, la ruta del bulevar Ortiz Mena y el periférico de la Juventud rumbo a Cuauhtémoc. Con esto se recopilaron más de 350 horas grabadas y a partir de un video captado por la cámara de seguridad de un negocio cerca de Santa Isabel, se ubicó la camioneta, la cual era seguida por un vehículo Stratus de color oscuro.
Las imágenes siguientes a esas, donde se apreciaba la camioneta, fueron de la cámara de seguridad de la caseta de peaje, de donde se obtuvieron excelentes imágenes de la camioneta, la cual ya no era manejada por Andrea sino por un varón; por el otro carril de la caseta de cobro se encontraba el vehículo Dodge Stratus. Seguido a eso, las cámaras de seguridad de la Norteñita, Wal-Mart y más de 11 negocios de la ciudad de Cuauhtémoc, fueron las que ayudaron a determinar qué tanto la camioneta blanca como el carro rojo se dirigían a la zona serrana del estado grande.
“Los asaltantes se dirigían a la sierra, en donde fue un poco más difícil ya que la mayoría de los establecimientos no cuentan con cámaras. Pero con las pocas que había las autoridades pudieron identificar la camioneta y el vehículo”, asegura Martínez. Después de la localización, las autoridades generaron retratos hablados con testigos protegidos de las casetas, quienes trataron de identificar a los agresores.
En coordinación con la Policía Municipal y los ministeriales se realizaron rastreos en zona occidente, logrando la detención de uno de ellos a bordo de la camioneta robada en Mesa de Arturo, en Urique. Ramón, quien era la persona detenida por el reporte de robo de vehículo, inmediatamente refirió que él estuvo en el evento de la joven que habían asesinado, que él fue testigo presencial y que él quería colaborar con la justicia porque nunca aprobó que se le quitara la vida debido a que él tenía madre y hermanas, por lo que siempre estuvo en desacuerdo con Daniel, quien fue el que disparó el arma.
A raíz de eso la investigación se enfocó a la realización de cateos en las casas de los acusados, donde se registraron dos armas, una de ellas identificada como el arma homicida.
El vehículo Stratus rojo fue identificado en un yonke de la ciudad de Chihuahua ubicado en Juan Pablo II y Lombardo Toledano, el cual dio paso a la identificación de Daniel Ceballos Martínez, lo que dio paso a girar una orden de aprehensión en su contra.
Además, también se tenía la identificación de un tal “Pancho”, la tercera persona involucrada, quien finalmente fue identificado como Francisco Martínez Juárez.
Ramón Galindo Carrillo y Francisco fueron coincidentes en los detalles. Declararon que el único interés era el de robar el vehículo y que llegando a Santa Isabel, al pasar la camioneta de Andrea, Daniel Ceballos Martínez se le ocurrió dar la orden de cerrársele al vehículo porque le había gustado mucho.
Andrea jamás vio el arma
Dos de los acusados subieron con Andrea a la camioneta y después de manejar unos metros se le indicó que bajara del vehículo. Ramón refiere que le dijo a la muchacha que caminara para ya dejarla en libertad, pero alrededor de 2 metros, Daniel se bajó y le disparó por la espalda directamente en la nuca, por lo que Andrea jamás vio el arma.
-“¡¿Por qué la mataste?!”-, gritó Ramón, -“Para no dejar cabos sueltos”-, le contestó Daniel. -“Eso no se hace, pobre muchacha”-, replicó Ramón, -“Te callas o el que sigue eres tú”-, amenazó Daniel a su compañero de robo.
Al seguir por la carretera y al llegar a la caseta de Cuauhtémoc, Pancho, el conductor del Stratus, le cuestionó el haber escuchado un disparo: -“Se oyó un disparo ¿qué fue lo que pasó?”-, y Daniel le dijo: -“Maté a la muchacha y si sigues ching… también te voy a matar a ti, aquí no hay que dejar cabos sueltos”-
Fiscalía asegura que en ningún momento hubo violencia externa, pero debido a la sangre fría de la hazaña realizada se observó el odio hacia la vida humana. “Los jueces refieren que la penalidad no puede ser común debido a que no hay una razón, un conflicto previo o algún indicador que diera pie al asesinato”, agrega Martínez.
“Este caso cambió el estilo de vida de los jóvenes estudiantes foráneos, tanto de Delicias como de Parral o Cuauhtémoc, donde ellos ya no pueden viajar solos, de preferencia en camión o acompañados de alguien. Es un asunto que si estos agresores no hubieran sido detenidos el día de mañana pudiera ser cualquier estudiante con un vehículo que les gustara”, refiere el coordinador.
Andrea Athie… joven soñadora y de grandes metas
Una excelente estudiante del Tecnológico de Monterrey, hija única y con una personalidad hermosa que contagiaba a cualquiera que se topara en su camino, fue víctima de uno de los asesinatos más fríos en el estado.
La joven, quien fuera asesinada un domingo, tenía planes de viajar a Argentina el miércoles inmediato, los vuelos habían sido comprados y una aventura de experiencias nuevas y enriquecedoras se quedó esperando a Andrea.
Sus sueños de conocer el mundo fueron frustrados por un agresor para el que pareciera ser que una camioneta vale más que la vida de una joven inocente con deseos de vivir el gran futuro que le esperaba.
Hoy la Fiscalía hace justicia, condenando al acusado a pasar sus próximos 51 años de vida detrás de las rejas, sin embargo la angustia, desesperación y el gran vacío que deja Andrea jamás podrá ser reemplazado.
Descanse en paz, Andrea Athie.