Las horas libres y los fines de semana son de la familia y es el marco para convivir y departir con juegos de mesa, deportes y los típicos “viernes de cine”.
Para Marco Antonio Bonilla Mendoza es fundamental la estructura nuclear de la familia, por eso son sus motores de vida, su esposa Karina Olivas y sus hijos Marco de 15 , Pablo de 10 y Mateo de 2 años.
A ellos les prometió estar siempre de forma incondicional en cualquiera de sus metas y logros que llegue a cumplir. Él lo sabe de primera mano, conoce lo complicado que se puede tornar el no contar con el apoyo paternal.
Su padre Marco Bonilla abandonó a la familia cuando él tenía 5 años de edad. Pero el destino lo compensó al crecer rodeado del amor de tres mujeres.
Nació el primero de agosto de 1983, en la colonia Santa Rosa, donde se crió con su abuela –“mami”—, su madre Luci y su hermana mayor Vane, con quien desde pequeño formó un intenso vínculo.
Su madre Luci Mendoza fue su ejemplo a seguir. Al ver su cansancio, las duras condiciones para sostener un hogar y sacar adelante los estudios de sus hijos, desde pequeño Marco Bonilla la acompañó en sus jornadas laborales en medios de comunicación, ambiente entre el cual creció, pero no tuvo la oportunidad de trabajar en ese tipo de empresas.
Sin embargo, a los 11 años salió a trabajar dispuesto a ayudar en las finanzas del hogar. Consiguió su primer empleo como “cerillito” en Farmacias “El Fénix”, después vendió helados “Adelita” y luego comercializaba dulces en oficinas de gobierno.
De la colonia Santa Rosa, Marco Bonilla vivió más tarde en la Obrera, continuó en El Palomar y finalmente, donde ha pasado la mayor parte de su vida, en la colonia Chihuahua 2000, donde tuvo la oportunidad de continuar con sus estudios en la Secundaria Técnica 72.
“Fue en ese periodo de la secundaria cuando conocí a una amiga, quien ya durante la carrera me presentó a Karina, que se convirtió en el amor de mi vida y logramos formar nuestra familia, tras casarnos a los 21 años de edad”.
La perspectiva de haber crecido con ciertas carencias lo hizo inclinarse por el trabajo social y el servicio público.
De sus 37 años de vida, por lo menos 17 los ha destinado al servicio de la comunidad desde diferentes frentes. En primaria, secundaria, bachillerato y la carrera profesional, Marco Bonilla se integró a asociaciones civiles, sociedad de alumnos y gestor de mejores condiciones sociales para los jóvenes, en lo cual se sensibilizó por haber crecido en precarias condiciones económicas.
Con 9 años en activo como servidor público del municipio de Chihuahua, Bonilla Mendoza advierte que todo ha sido producto del esfuerzo y respaldo de su familia, mantiene un estatus de vida considerado medio alto y no se enfoca en lujos ni excentricidades. Al recorrer su vivienda ubicada al norte de la ciudad, refleja que ha sido construida a base del esfuerzo de sus años de trabajo y a la fecha no ha tenido ni un señalamiento por algún acto de corrupción.
Actualmente como servidor público, catedrático de la universidad y al frente de un despacho de abogados, considera que es tiempo prudente para hacer una “oxigenación” en la política y dar paso a las nuevas generaciones para que velen por los verdaderos intereses de la comunidad y se deje de lado la continuidad de la “vieja política”.
A semanas de haber dejado la Dirección de Desarrollo Humano, donde le apasionaron las actividades de apoyo a la ciudadanía, Marco Bonilla recuerda uno de los cientos de casos que le tocó atender como el del joven Ramsés, quien llegó al centro de equinoterapia sin movilidad en el cuerpo y a la vuelta de dos años ha podido dar sus primeros pasos.
Hoy en día, el candidato del PAN a la Alcaldía de Chihuahua refiere estar involucrado en la política para cambiar la calidad de vida de las personas, pues vivió en carne propia la desigualdad en diversas condiciones que lo orillaron a buscar un espacio para apoyar a los demás.
“Estoy convencido de que si sabemos escuchar las dolencias de la ciudadanía y dejarnos de ver sólo el lado político, podemos ayudar a cambiar vidas y con ello mejorar la calidad de vida de una ciudad; Chihuahua tiene mucho por darnos a todos, pero es cuestión de remar todos hacia el mismo destino”.