“Todas las herramientas propias del ser humano que nos permitan acercarnos a quienes nos debemos, deben ser pensadas con el corazón y empatía para aligerar los problemas de los niños y las niñas que están bajo la tutela del Estado”, señaló César Juárez, titular de la Procuraduría de Protección a Niñas, Niños y Adolescentes del DIF Estatal.
A raíz de la polémica por su caracterización, señaló que es evento anual que se ha realizado en los dos años que lleva la actual administración, y que las fotos que circulan en redes no son recientes, sino de actividades realizadas desde el primer año de la administración, que la inauguró con el personaje del Chavo del 8, que hiciera famoso el actor Chespirito.
Resaltó que la idea de usar el ingenio y la creatividad para hacer sonreír a los pequeños surgió desde que era maestro de secundaria y preparatoria, donde junto a sus compañeros profesores se disfrazaba de personajes como una forma de crear lazos y empatía con los estudiantes.
Al llegar a la titularidad de la procuraduría planteó la idea, que inclusive es realizada por otros centros como los CREES, y se replica en las once subprocuradurías que existen en el estado, donde se pidió al personal que quisiera y pudiera se caracterizara de un personaje infantil, cosa que se logró y se replicó en el segundo año.
Estas caracterizaciones se enmarcan en una semana llena de actividades para el deleite y diversión de los niños y las niñas, ya que se organizan concursos deportivos en los albergues, se entregan volantes y se regalan globos en los cruceros de la ciudad. Las actividades hacen énfasis en la protección y restitución de los derechos de las niñas, niños y adolescentes, mismas que se clausuran con un convivio de todos el Día del Niño.
César Juárez trata de ponerse en los zapatos de las niñas, niños y adolescentes, sobre todo al conocer situaciones que enfrentan, situaciones que vulneran sus derechos al juego, educación y salud. En la procuraduría se atienden casos difíciles y sumamente complicados, desde abusos psicológicos, físicos, verbales e inclusive sexuales.
“El que los pequeños que están en albergues sientan que hay personas que los cuidan y los protegen es una experiencia positiva para ellos y cualquier actividad que los distraiga de sus problemas es bienvenida”. Esta es la filosofía tras los disfraces: el aligerar la carga emocional y crear empatía entre funcionarios y por quienes trabajan en este caso niñas, niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad.
El procurador dijo ser respetuoso de los comentarios vertidos, pero señaló que no es una actividad diaria, en la cual se descuiden las funciones que tienen encomendadas, al contrario se busca crear un lazo más entre trabajadores y protegidos.
“Es gratificante ver sonreír y que todos esos pequeños buscaran una foto con sus personajes, el tratar de aligerar la carga de ellos vale la actividad”, remarcó el funcionario.
Y finalizó diciendo que si sus superiores no lo prohíben seguirá esta actividad.