Crónicas Urbanas: Pasajes Nostálgicos de la Gran Chihuahua

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  · viernes 25 de agosto de 2017

Por: Oscar A. Viramontes Olivas

Buenos días tengan todos ustedes, amigos lectores de El Heraldode Chihuahua y de Crónicas Urbanas reciban muchas bendiciones paraustedes y sus familias. Hoy, nos pondremos la pantalonera y lostenis para hacer un largo recorrido a pie por la ciudad deChihuahua, de norte a sur de este a oeste, con el fin de recordarmuchos lugares que ya no existen, otros que han resistido la rachadel viento y la mano destructora de los gobiernos en turno yaquellos que han evolucionado con el tiempo. Espero de corazón queeste recorrido turístico sea de su agrado, pues esta sección esde ¡Colección!.

Para todos los visitantes que provenían del norte del estado,de allá de la hermosa frontera Ciudad Juárez en su proximidad aChihuahua por la llamada carretera central (hoy la avenidaTecnológico) a unos cuantos kilómetros antes de llegar a la meta(ciudad), se encuentran alguno lomeríos con el toque de losvientos que provenían de la naturaleza virgen (hoy las coloniasInfonavit Nacional, Lomas Karique, Diego Lucero y parte de Tierra yLibertad), donde solo se observaba la presencia de gatunos ymezquites, liebres orejeras, coyotes y frecuentemente víboras decascabel, que engalanaban el paisaje semi-desértico y donde seencontraba un panorama imponente y de singular belleza en elmomento de caer la noche y no puedo olvidarme de sus llanurastranquilas.

Ya cerca de la carretera, como alfombra mágica asemejando a loscuentos de “Las mil y una noche” nos acercamos a una misteriosaurbe iluminada por un mar de brillantes, luces que se extiendencomo desplegadas por la mano de un ángel, invisibles gigantes alpie de sus tres clásicos cerros el Coronel Santa Rosa y CerroGrande, cuyas negras moles se proyectan como bizarra siluetas anteun cielo luminoso y profundamente estrellado.

De día se percibe con una mirada la casi totalidad del caseríode la ciudad que se ofrece integra a la visita ansiosa como sialguien ante los impacientes ojos del viajero, hubiera volteado lahoja de algún álbum panorámico que bastaba la primera mirada,para convencerse de que no se trata de ninguna ciudad provinciana,simplemente pintoresca, apacible o dormida, sino de una urbevigorosa, pujante y visible en proceso de pleno crecimiento.

Al recorrer algunos kilómetros antes de llegar a las puertas deChihuahua, se nota a la izquierda junto a las arboledas del caucedel río Sacramento, las chimeneas e instalaciones de la granfábrica de Cementos de Chihuahua, unida con un cordón umbilicalal antiguo pueblo de Nombre de Dios, hoy enorme suburbio de laciudad de Chihuahua que ha sido considerado como el precursor de lafundación de esta ciudad y junto a su competidora mayor con cercade un millón de habitantes. Pueblo que llegó a ser una misión,Nombre de Dios fue fundado en 1697 por el franciscano Fray AlonsoBriones con los indios Conchos que habitaban en la confluencia delos ríos Chuvíscar y Sacramento.

Pasando luego por algunos modernos moteles a la orilla de lacarretera como el Santa Rita de tradicional abolengo familiar yadesaparecido, donde hoy en día se encuentra el hotel Casa Grandeen la avenida Tecnológico y Pino. Llamaba mucho la atención poreste camino la desaparecida e impresionante planta termoeléctricaque durante muchos años, proveyó de energía eléctrica a laciudad junto aquella que llegaba de las aguas del Lago Toronto aunos 185 kilómetros al sur de la ciudad de Chihuahua (presa LaBoquilla) y, más adelante, al entrar en la pequeña todavíaciudad a finales de 1959, se observaba a mano derecha la nacienteCiudad Deportiva, de extensiones verdaderamente gigantes quegracias a la visión y tenaz esfuerzo fue construida bajo elgobierno del ingeniero Fernando Foglio Miramontes sin dejar al ladoel esfuerzo de “Nayo” Revilla, contando desde un principio(1947), con enorme gimnasio, anfiteatro, estanque de natación,campos para béisbol, básquetbol, fútbol, pistas para carreras ycanchas para frontón, tenis y otros juegos análogos. Al ladoopuesto de la carretera (hoy la avenida Tecnológico), se encuentraun amplio parque infantil para la diversión de los chiquitines ysolas de las familias que deseaban participar en el recreo de sushijos. Enseguida, sobre el ancho cauce del río Chuvíscar en cuyacanalización se iniciaría en 1956 por el entonces gobernador donTeófilo Borunda, donde se trabajaría con todo el ahínco de unpueblo luchador.

Por otra parte, quién no recuerda la vieja construcción delpuente de fierro y acero que por medio siglo había servido a loschihuahuenses como principal vía de comunicación de un lado aotro del río para cruzar del antiguo barrio del Santo Niño al deSan Nicolás, dicho paso llevó el nombre del “Puente Rojo”, elcual sería sustituido (década de los años cincuenta en el sigloXX) por un puente de concreto. Este puente fue desmantelado y susrestos se dice que están por allá rumbo hacia Ojinaga. Perocaminando más al sur por la misma avenida Colón hasta suentronque con la Juárez hacia el oeste, nos conducimosdirectamente al centro de la ciudad.

Aquí en el crucero de ambas avenidas por medio de la diagonalque formaba el extinto y elegante Hotel Victoria y uno de losmodernos supermercados del Real donde hoy se encuentra elrestaurante “La Calesa”, se visualiza uno de los monumentosmás antiguos de la zona, dedicado al gran Patricio y reformador,el Benemérito de México y de las Américas, don Benito JuárezGarcía, cuyo ilustre figura apoyada en su bastón, se yergue en loalto de la columna de ilustre figura, que ha servido de pedestalcon sus nexos muy particulares para la memoria de este granpresidente y estadística del siglo pasado, aquí donde México serefugió en el desierto como tan elocuentemente lo describió lamagistral pluma de licenciado doctor José Fuentes Mares.

Fue en Chihuahua donde el errante pero no vencido gobierno delpresidente Juárez, hacía frente a las fuerzas del imperio y de laocupación extranjera, instalándose por corto tiempo antes devolver al centro del país, para establecerse victorioso nuevamenteen la capital de la República. La estatura de Juárez cuyo frentese fija hacia el oeste, tal parecería que su mirada estadista sedirige hacia el centro de la ciudad, abarcando la totalidad de unavisión triunfante de fe y confianza en un futuro de inconteniblecrecimiento y progreso, ya que en el centro y desde lo alto delextinto Palacio Hilton, el visitante contemplaba a sus pies elpanorama de la ciudad de Chihuahua y junto al patriotismo de loscaballeros Julio y Luis Laguette Terrazas, ambos ya desaparecidos,el entonces “Gran Hotel” que formaría parte de la cadenainternacional de Conrad-Hilton con su antiguo nombre del HotelPalacio, de innumerables recuerdos históricos para variasgeneraciones donde se recibían los más renombrados visitantes dela ciudad, mineros, ganaderos y representantes de la industria.

Dentro del desaparecido Hilton se encontraban en su interior yde manera externa, algunos negocios que le daban un toque deinternacionalidad donde se concentraban dentro de su anchovestíbulo visitantes que se hospedaban en las lujosashabitaciones, entre los que se contaban: dignatarios, políticos ydiplomáticos extranjeros y en un periodo de los aciagos días dela Revolución Mexicana, el Hotel Palacio serviría de cuartelgeneral a Francisco Villa y su Estado Mayor. También se divisabadesde lo alto la mayor parte de la ciudad y de percibía laconstrucción de nuevos y altos edificios y más hacia elhorizonte, las plantas industriales que denotaban de manera real,que Chihuahua estaba entrando definitivamente a la vida moderna delprogreso material. Allí, estaban los tres céntricos hoteles, eldesaparecido Palacio Hilton, el Del Real hoy edificio delAyuntamiento, el cual contaba con todas las comodidades decualquier hotel norteamericano y finalmente el Fermont que seconvertiría después en el hotel El Presidente que se alzó apartir del año mozo de 1963.

Siguiendo nuestro caminar hacia el sur de la ciudad por laavenida Independencia, un buen día y por orden fulminante dePancho Villa, ordenaría derribar algunos frentes de casas en amboslados de la calle, por lo que convertiría por arte de magia de unaangosta e incómoda arteria, a una amplia y aireada ruta citadina,por lo que la Independencia quedaría más ancha y espaciosa.Más hacia el sur a unas tres cuadras de laplaza de Armas, se erguía la moderna Clínica de Chihuahua,además, entre los modernos edificios utilitarios de reciente enaquella época (1950), merece particularmente la atención el BancoComercial Mexicano que alojaba principalmente oficinas de estárenombrada institución bancaria que gracias al dinamismo y laextraordinaria visión de su fundador don Eloy S. Vallina que enmenos de un cuarto de siglo, había comenzado sus operaciones comoun modesto banco provincial y después habría de ocupar uno de losprimerísimos lugares entre las instituciones bancarias de laRepública Mexicana, el cual contaría con un capital autorizado deun millón de pesos y con 56 sucursales que operarían en muchaspartes del país. En ese edificio de la Victoria, frente ala plaza, estaban instaladas también las oficinas citadinas de lamás nueva y grande planta industrial del Estado, fundada tambiénen primer lugar por la pujante iniciativa del banquero Vallina yestablecida a unos 100 kilómetros al noroeste de la ciudad, era laenorme factoría de celulosa de Chihuahua y otras subsidiarias quecon un capital inicial de 300 millones de pesos y posteriormenteiría aumentando con la maquinaria más moderna y las técnicasmás avanzadas, sería instalada en los terrenos de la antiguaHacienda de Bustillos con el fin de aprovechar el potencial degrandes riquezas madereras de los bosques de la sierra deChihuahua.

Otras industrias de importancia se encontraban al Oriente de laciudad de Chihuahua encaminándonos por la avenida Juárez dondeencontrábamos a La Cervecería Cruz Blanca o Compañía Cervecerade Chihuahua y varias fábricas de refresco por la avenida Pachecoy de especial interés para la ganadería, la bien equipada plantaempacadora en el otro lado del río lo que hoy es Chimex. Semenciona la fábrica de cemento a la que hay que agregar la plantade Aceros de Chihuahua (ya desaparecida) y los elevadores de laCompañía Avena No. 1, donde se industrializaba la producción deavena de los campos menonitas y cuyas colonias siguen constituyendouna importantísima región agrícola de ciudad Cuauhtémoc y allíhacia el sureste a varios kilómetros de distancia, también sedivisa a través del paso los cerros del Coronel y Santa Rosa, lasgigantescas instalaciones industriales de la American Smelting,ubicada cerca de la población de Avalos, hoy parte de la ciudad deChihuahua y además sin uso con una herencia imponente decontaminación.

Pasajes Nostálgicos de la Gran Chihuahua, forma parte de losarchivos perdidos de las Crónicas Urbanas.

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