Por: Oscar A. Viramontes Olivas
Eran los primeros meses del término de la Revolución Mexicanay existía un enorme caos en el país a pesar de la pasivaactividad en la ciudad de Chihuahua, donde al parecer nada pasaba ycomo decía Ronde en el libro “Viajeros por Chihuahua” quedescribía a la sociedad chihuahuense de finales del siglo XIX yque la verdad no había cambiado mucho después de ese conflicto.El paisaje era muy tranquilo ya que el mexicano de aquel entoncesfiguraba como el que veíamos en las películas de vaqueros enEstados Unidos, con la cabeza agachada, en un rincón y con unzarape durmiendo. Así, en parte era la sociedad de aquel entonces,sin embargo el gran número de muertes que se originaron a partirde ese terrible conflicto que dejó más de un millón de difuntosen México y cuya herencia había sido un número importante demujeres viudas, niños huérfanos, pérdidas económicaslamentables y unos escases de alimento de los mil demonios.
Más allá de todas estas situaciones, las calles de Chihuahuapor largos años se habían convertido en escenas cotidianaslamentables, donde marchas fúnebres se apreciaban hacia lospanteones de la ciudad, como el de Nuestra Señora de la Merced,donde hoy es el parque Urueta o bien, el de “La Regla”, hoy elRevolución. Los vecinos veían a los deudos que iban llorando porlas calles, las viudas cubiertas con pañoletas negras y toda suvestimenta del mismo color; los chamacos lloraban a sus padres ohermanos, eran escenas muy tristes y terribles, pues algunoshabían perdido hasta toda la familia en esa infame guerra. Pero nosolo se registraban los muertitos del conflicto revolucionario,sino que las epidemias que se generaban por la insalubridad portanto muerto, era otro motivo de muerte entre la población.
Uno de los acontecimientos que habían sido muy comentados poraños, era que una persona de nombre Apolinar Machado, individuo demuchos pantalones que de nadie se dejaba e incluso lo identificabancomo integrante de la famosa y poderosa División del Norte dePancho Villa y que en esos años de mayor actividad militar se lehabían colgado muchos muertitos, ya que se decía que era uno delos brazos ejecutores y sanguinario del famoso guerrilleroFrancisco Villa. Fue así que los habitantes de los que vivían enChihuahua, en parte le tenían miedo ya que pobre de aquel que sele acercara a echarle bronca, pues además de ser medio “perro”su deporte favorito eran los guamazos y los balazos. Además era ungran jinete, se le reconocía por su habilidad con los caballospues durante la guerra él había recorrido muchos rincones delestado de Chihuahua y fuera de este con su famoso caballo “ElNegro” que decía que tenía pactos con el mismísimo demonio yaque por las noches se veía solo la silueta, pues además el mismoApolinar siempre vestía de negro.
En una ocasión el aguerrido Apolinar estaba cansado de lajornada del día, pues la revolución le había dejado algunastierritas y poseía muchas cabezas de ganado, se le ocurriódirigirse a echarse unos tragos con Melitón Escárcega a lacantina de “La Paz” que más tarde se llamaría la “AntiguaPaz”. Entraron y se sentaron en la barra donde se encontrabanmuchos tomándose sus tequilitas, algunos lo habían saludadoquitándose el sombrero, otros ni siquiera lo voltearon a ver puescomo había mencionado antes, otros tenían resentimiento contraél, ya que entre los muertitos que estaban en su conciencia,algunos de los familiares todavía vivían. Pasaron las horas y lasbebidas alcohólicas empezaron a ser su efecto, Apolinar y Melitónya estaban muy pasados de copas y en un rincón de esa cantinaestaban tres individuos que eran hermanos, que no le habíanquitado la vista durante toda la tarde a los dos amigos, aunqueApolinar ni siquiera se había dado cuenta.
Al pagar lo que habían consumido, salieron abrazados comobuenos amigos de ahí de la cantina y detrás de ellos seencaminaron los hermanos de apellido Frías, los cuales se habíanpuesto de acuerdo para acabar con la vida del ex villista. Yacuando llegaron a la altura del parque Lerdo, los Frías se habíandirigido a sus caballos donde sacaron algunas sogas y dos machetes,la cosa se iba poner muy fea pues estos hermanos lo que queríanhacer era vengar a su papá que había sido golpeado salvajemente yarrastrado con el caballo de Apolinar por todo el mezquital,quedando el pobre hombre desfigurado y fulminado por los golpes enlas piedras del camino. Fue así que uno de ellos de nombreAgustino, se adelantó y a la altura del parque Lerdo, hoy lasavenidas Bolivar y Ocampo, se puso frente a Apolinar y Melitón,mientras que Fidencio y Anastasio se habían colocado en laretaguardia. “¡Maldito, por fin te tengo de frente,desgraciado!”.
En ese momento y un tanto destanteado y medio perdido por laborrachera que traía, quiso sacar su pistola y los Frías queestaba atrás, lo golpearon a él y a Melitón con la cacha de lapistola e inmediatamente los amarraron y se los llevaron para unrumbo incierto.
Era una noche tenebrosa, pues se esperaba que cayera unatormenta, los relámpagos hacían parpadear halos de luz en loscerros del Coronel y el Grande cuando los Frías habían llegado auna parte alejada de la pequeña población de Chihuahua, era unarroyo que la gente le denominaba el de “Los Perros”, pues elmunicipio tiraba en ese lugar a todos los animales callejeros querecogía y sacrificaba. En esa parte de Chihuahua, ubicada dondehoy es la vialidad la Cantera a la altura del Ortiz Mena, bajaron alos dos hombres y empezaron a golpearlos con saña, Apolinarresistía como todo un “macho” pues sus andanzas lo habíancurtido como un cuero bastante duro. Un golpe tras otro recibíasin piedad, mientras que Melitón lo habían dejado a un lado, puesél nada tenía que ver con el asunto, pero se encontraba fuera deservicio con el golpe en la cabeza.
Mientras la fiesta era con Apolinar que ya tenía golpes portodas las partes del cuerpo y aún así se levantaba y daba pelea,dejando a Fidencio Frías fuera de servicio. Los dos hermanostemerosos que no pudieran tener éxito con tanto golpe hacía elsanguinario ex villista, tomaron la decisión de golpearlo con unapiedra en la cabeza dejándolo inconsciente. Para evitar quepudiera recuperase y al calor del odio y el desenfreno, Agustinotomó su machete y le ordenó a Anastasio que lo levantara, este untanto perdido lo hizo y tomando vuelo con el filoso instrumento, selo dejó caer al cuello de Apolinar, cayendo la cabeza en medio delpanorama tenebroso y los relámpagos en el cielo que tronaban comoaviso del inicio de una terrible tormenta.
La sangre y el cuerpo del odiado ex villista yacían en el sueloentre los cadáveres de los animales que estaban ahí en ese arroyopestilente. La cabeza rodo hasta el fondo y el cuerpo quedó ahíen una ladera bañado con la sangre que empezaba a escurrirproducto de la fuerte lluvia que precipitaba en ese lugar. Melitónen cambio, se quedó desmayado entre la inmundicia. Cosa rara, allugar en medio de la tempestad llegaba su caballo “El Negro”que había sido fiel en todas las andanzas de su amo Apolinar.
Al día siguiente, la noticia corrió como pólvora por toda laregión pues un personaje tan famoso y tan temido y odiado era parala mayoría un verdadero respiro al saber que Apolinar habíamuerto. La autoridad se concretó a dar con el cadáver después devarios días del crimen y tras una fuerte búsqueda lograron darcon él, pero sin el cabeza, carcomido por los animales y en estadode descomposición. Unos hombres lo recogieron para llevárselo asus familiares y darle “santa sepultura”, mientras que otrosafanosamente buscaron la cabeza y por más que habían“peinado” la zona nunca la encontraron. Lo curioso es que elcaballo negro nunca se había movido del lugar y ya se apreciabadébil por la falta de alimento, al cual también se lo llevaron auna caballeriza que tenían en los Baños del Jordán donde hoy esla YMCA de Chihuahua.
Corría el año de 1924 y ya se había olvidado un tanto lamuerte del infeliz ex villista y la ley nunca comprobó nada dequién o quiénes habían sido los responsables del atrozasesinato, el caballo murió misteriosamente sin saber los motivos,por lo que las cosas se quedaron en aparente calma. En eseentonces, el mismo día que Anastasio había descargado su machetesobre la cabeza de Apolinar un 15 de julio de 1925, se disponía asalir hacia la comunidad de Santa Isabel a llevar varios encargos aunos amigos. Tomaría el atardecer para salir de Chihuahua paralibrarse del calor siendo las 19:00 horas cuando tomaría rumbo alsur oeste. Más ó menos a la altura de ElCharco, cuando la luz del día se había apagado y las tinieblas dela noche se hacían presentes, el cielo estaba amenazando tormentay de repente Anastasio observó una silueta muy cerca de su caminoy al pasar unos minutos, de repente se le emparejó un jinete ycuyas ropas eran negras con un caballo del mismo color. Al voltearel que fuera el asesino de Apolinar se le erizo toda la piel al verque el que estaba a su lado era un individuo sin cabeza, de repenteel caballo de Agustino empezó a relinchar y correr como locodejándolo sin control lo que causó que se callera del animal perocon la mala fortuna que uno de los pies se quedó atorado en elestribo por lo que el caballo se llevó arrastrándolo por toda lazona, quedando finalmente desfigurado por el arrastre. El Jinetesolo se concretó a quedarse por un rato y desapareció sin rumbofijo. De nueva cuenta la noticia se propagó por toda laregión y la familia Frías lo único que le quedaba era sepultar asu muertito. Pasaron los días y las hojas del calendario marcabanel 20 de julio de 1926 y Fidencio y Agustino se fueron con unoamigos a embriagarse en una de las peñas del cerro El Coronel, eramuy pronunciada ahí donde acostumbraban a juntarse todos loshermanos a pasárselas bien con otros compañeros. La cosa duróhasta altas horas del noche y entre las sombras de la noche y elviento que soplaba tempestuosamente, se percibió a un individuoque trotaba en su caballo y entre la borrachera y la sinrazón, sepercataron los Frías de que estaba frente a ellos un hombrevestido de negro y sin cabeza montado en un caballo con mirada dediablo.
Los Frías se sorprendieron y uno de ellos se tropezó haciaatrás, agarrando a su hermano cayendo irremediablemente al vacio,destrozándose ambos la cabeza en una de las peñas filosas delCoronel. Los demás salieron corriendo como alma que lleva eldiablo llegando al poblado de Chihuahua gritando la noticia“¡Los mató el hombre sin cabeza!” “¡Los mató el hombresin cabeza!”. La noticia contagió a toda la pequeña ciudad y lagente empezó a sentir terror de que se le apareciera el quedespués llamaran “El Jinete sin Cabeza”.
Pasaron las semanas y se siguieron presentando algunas muertesmuy crueles y la característica era que los rostros de losdifuntos estaban desfigurados al momento y donde siempre seaparecía un individuo cabalgando en un caballo negro y sin cabeza.Así se extendió por toda las rancherías y poblados la noticia dela existencia de un hombre cruel que buscaba venganza y que fuebautizado como “El Jinete sin Cabeza”, que forma parte de losarchivos perdidos de las Crónicas Urbanas.