Narcóticos Anónimos celebra su 24 aniversario en la ciudad de Chihuahua, donde cada grupo se conforma por 70 integrantes que ingresan a la edad de 30 a 60 años logrando tener ahora una vida limpia de drogas hasta de 20 años, según informó Faustino, coordinador de la información pública del programa.
“El mensaje llegó a Chihuahua en agosto de 1994, al grupo Ave Fénix, y en punto de las seis de la tarde inició la primera reunión y de ahí para acá no ha parado, celebramos nuestro 24 aniversario”, explicó.
Narcóticos Anónimos cuenta con relación de colaboración con la fiscalía y el Tribunal Supremo de Justicia a través del Tratamiento del Tribunal a las Adicciones; cuando un usuario de sustancias comete un delito menor se le ofrece la oportunidad de entrar a una rehabilitación integral y libre o ir cumplir su condena en el Cereso. En este tratamiento integral entra el modelo clínico, psicológico y de terapia social.
“Se les dice que tienen que asistir a tantas juntas por determinado tiempo, es un modelo parecido a las cortes de Estados Unidos, se hace sólo en otros dos estados del país. El resultado que esperamos es que las corporaciones en sus diferentes modalidades nos envíen usuarios”, informó.
“Hay algo que se da muy natural, comete un delito, llega a la comandancia, se le detecta qué está usando sustancias y el primer acto es internarlo, nosotros respetamos mucho los centros pero queremos presentar a los usuarios nuestra forma de recuperación, que es libre y gratuita, sólo se tiene que tener un requisito: el deseo de dejar de consumir, si es así, tiene nuestras puertas abiertas e inicia su proceso por su propia voluntad gracias a la confraternidad y la identificación de que todos pasamos por lo mismo, se quedan en los grupos”, detalló Faustino
El propósito de Narcóticos Anónimos es que cualquier adicto deje de consumir sustancia pierda el deseo de hacerlo y encuentre una nueva forma de vivir, si el usuario llega y asiste a 90 juntas, deja de consumir, esta es la primera etapa del programa. Si continúa acudiendo, el deseo de consumir deja de estar presente. La tercera parte es la más difícil, de acuerdo con Faustino, pues es a través de un trabajo interno del usuario que se basa en doce pasos donde se realiza un encuentro con el mismo usuario, hacia sus valores, su espiritualidad y sus actos. Después de reconocer sus estructuras mentales fracturadas, se da un encuentro con la sociedad, donde se reconocen y enfrentan las responsabilidades de su pasado para iniciar una nueva vida durante los últimos tres pasos, donde se pretende regresar algo de lo mucho que la vida les ha dado a través del programa.