Ha transcurrido un año desde que la Diócesis de Parral realizó el anuncio oficial que el hasta entonces obispo de la misma, monseñor Eduardo Carmona, había sido transferido a la Diócesis de Córdoba, en Veracruz para cumplir la función de obispo coadjutor.
La mañana del 6 de noviembre de 2019, la Conferencia del Episcopado Mexicano públicó en su portal oficial, que el hasta entonces obispo de la Diócesis de Parral, Eduardo Cirilo Carmona Ortega C.O.R.C. había sido nombrado por el Papa Francisco, obispo coadjutor de la Diócesis de Córdoba, en el estado mexicano de Veracruz.
Desde el momento del nombramiento y la aceptación del mismo, la feligresía católica de la Diócesis de Parral quedó oficialmente acéfala, es decir, sin un obispo que dirija y presida la misma. Aunque Carmona quedóal frente como Administrador Apostólico, desde ese instante perdió el cargo de obispo titular de Parral, dejando la sede vacante.
A lo largo del año, se ha podido ver como otras diócesis de México que no tenían obispo han ido poco a poco recibiendo el nombramiento, incluso destaca que fueron ordenados para la Arquidiócesis de Monterrey tres nuevos obispos auxiliares, mientras que a la fecha no existe siquiera algún indicio de que esté próximo el nombramiento episcopal de la Santa Sede para la Diócesis de Parral.