Cuauhtémoc, Chih.- Durante una plática a los padres de familia de la primaria Virgilio Casale, la máster en Sicoterápia Gestalt, Elizabeth Morán, compartió cómo un joven que atendió, quien se dedicaba a ser sicario en alguna ciudad de Michoacán, dejó de matar para convertirse en cardiólogo y así salvar vidas porque se sentía en deuda con la sociedad.
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El nombre de esta primaria salió en varias notas periodísticas la semana pasada, cuando se suscitó una balacera al exterior de la misma. Aunque fue por la tarde, cuando no había estudiantes, muchos niños del sector estudian ahí, y su director Joel Quezada, preocupado por la comunidad estudiantil, aceptó esta plática y otras para docentes y alumnos, a fin de subsanar las secuelas que la violencia provoca.
Morán forma parte de Centros de Inteligencia Smart, presentes en todo el país, por lo que comparte experiencias vividas en este caso en Michoacán, partiendo de que un niño que no se siente aceptado en su familia empieza a buscar puertas falsas.
“En una ocasión tuve un adolescente de 17 años que era asesino desde los 9 años. Y su papá y su mamá ‘ni por aquí’. Terminó el curso que le di y me dijo: Liz, yo quiero darte un regalo, tengo mucho dinero, mi papá y mi mamá no saben; dime qué quieres, te puedo comprar un auto lujoso, una casa, las joyas que quieras, porque este curso me sirvió para perdonar a mi mamá y a mi papá”, explicó.
Y es que su padre era un alcohólico y golpeaba a su madre. Elizabeth le preguntó: ¿me das tu palabra?; y él le respondió: claro que sí. Entonces ella le solicitó: Quiero que dejes de matar.
La reacción del joven fue un rotundo no, sin embargo, la mujer le explicó que si él seguía asesinando su trabajo no había servido.
Medio convencido, le dijo que lo haría, pero no de momento, pues tenía rango y ganaba mucho dinero. Sin embargo, a los dos meses la llamó diciéndole que para él matar antes era como “cortarse las uñas” y no le ocasionaba ninguna culpa, pero todo había cambiado, pues ahora se quemaba por dentro.
Le pidió ayuda para hablar con sus padres y con su novia, donde cuando el papá supo que su hijo era un asesino le levantó la voz, sin embargo, Elizabeth lo sentó y le recordó su ausencia por ser alcohólico, por lo que ahora tenía que escucharlo.
El muchacho les explicó que dejaría el negocio, pero que probablemente lo matarían. Y no, no lo mataron, pero sí lo privaron de la libertad por más de un año. Después milagrosamente lo dejaron ir.
Estas pláticas y talleres son promovidos por Smart Cuauhtémoc, que a nivel local coordina Daniela González. Smart es una familia de profesionales que encabeza el doctor Sergio Ochoa Diéguez. Para mayor información busque en Facebook: Smart Cuauhtémoc.
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