La imagen de lo que se vive en estos días en el poblado de San Francisco de Conchos está bien representada por rostros cansados de productores que tienen dos opciones, o dormir en el suelo de las instalaciones de la presa más grande en el estado, o quedarse despiertos esperando la llegada de un enemigo que acampa a escasos kilómetros de distancia, quien amenaza con llevarse los recursos del campo.
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Los ánimos no caen, los ánimos que dejan una victoria registrada en esa zona, con la toma de las instalaciones; los ánimos que deja una tragedia, con el lamentable evento donde una vida se perdió y otra se puso en riesgo; los ánimos que deja la incertidumbre de un nuevo enfrentamiento.
Y ¿qué piensan los productores? “Ya nos vaciaron dos presas, y ésta es la única que nos queda, por eso la estamos defendiendo con todo desde hace seis meses; aquí la gente está dispuesta a agarrarse a ching... con la Guardia Nacional, con tal de que nos dejen el agua”, manifestó Guerrero, uno de los líderes productores de los ocho distritos de riego en la región.
Él, junto a los miembros de su distrito de riego, ha permanecido en las inmediaciones de la presa durante los últimos días, sin dejar de mantener la vigilia en caso de que aparezca algún efectivo de los militares queriendo hacerles frente.
Los sustos de noche
En múltiples ocasiones, la incertidumbre por la situación se convierte en paranoia, ocasionando escenarios en la mente de quienes están en el lugar, lo que causa falsas alarmas que elevan la tensión ya latente en los productores, sus familias y quien sea que esté en el lugar.
“La noche de ayer unos jóvenes vieron que subían camionetas de los mismos de nosotros, que les llevaban comida y se pusieron a aventarles piedras y a gritar que ya venían los de la Guardia, por lo que sacamos a las mujeres de las instalaciones, cerramos y subimos la colina corriendo”.
Estos sustos se incrementaron luego del incidente en la planta hidroeléctrica de la presa, incidente donde se perdió el cuarto de controles de las compuertas automáticas, así como uno de los generadores de luz de la misma.
Esto luego de que sujetos desconocidos prendieron fuego al lugar, dejaron un escenario teatral, y privaron de la luz y la comunicación por un par de horas a los agricultores en el lugar, quienes ante la incertidumbre levantaron la guardia y esperaron lo peor que pudiera pasar.
“Sabemos que este movimiento no es político por una sencilla razón, invito a todos a que cuenten cuántas personas hay aquí, cuántas personas había el martes, que tomamos las instalaciones, y que cuenten todos los días la gente que viene a respaldar, ¿qué político tiene ese nivel de convocatoria?
Hasta los jóvenes defienden la presa
En el campamento que mantienen los protestantes es común ver jóvenes que no han pasado a la mayoría de edad, o quienes apenas alcanzan esa mayoría, que están respaldando a sus papás, abuelos, tíos, primos y demás personas cercanas que se encuentren en el lugar.
“Los jóvenes están aquí porque hasta ellos entienden mejor que las autoridades que el agua es importante para el trabajo de su familia, el sustento de sus hogares, para el campo chihuahuense y para los mismos ciudadanos”, explicó uno de los líderes ante el señalamiento de esta situación.
Ellos, al igual que los productores, están dispuestos a defender el agua, las instalaciones, el patrimonio que tanto pregonan, pues hasta el cansancio se ha señalado el riesgo que corre el ciclo 2021 si se pierde el agua de la presa.
En cuanto al sustento
En cuestiones de sustento, los productores están bien parados, pues hasta la fecha ningún día les ha faltado qué comer, qué compartir, con qué cuidar a las personas que llegaron de forma voluntaria a cuidar de las instalaciones.
El menú parece interminable, pues todo el tiempo hay los icónicos burritos, platillo 100% chihuahuense, los cuales son para desayunar, comer o cenar; pero además los sándwiches, las gorditas, carnitas, manzanas, fruta, carne en distintas presentaciones y demás alimentos han sido parte fundamental de la dieta de estos productores.