A pesar de que ya no existen plantas despepitadoras en la región, se prevé que el próximo año se consolide el resurgimiento del algodonero en el Distrito de Riego 005, donde había dejado de sembrarse durante los últimos dos ciclos agrícolas, recuperando recientemente el interés por parte de los productores.
Rogelio Ortiz Alvarado, gerente de la Sociedad de Responsabilidad Limitada unidad Conchos, consideró que el cultivo del algodón representa un reto para los agricultores de la zona, pues al no haber plantas que lo procesen, deberán de enviar la cosecha del “oro blanco” a otros municipios del estado, como sucedió de hecho esta temporada.
Afirmó que la siembra del algodonero está resurgiendo en esta comarca, ya que se establecieron alrededor de 500 hectáreas de dicho cultivo (600, según la Junta Local de Sanidad Vegetal Delicias), que equivalen al 7 por ciento de la superficie que, históricamente, se establecía.
Rogelio Ortiz recordó que en los últimos dos ciclos agrícolas no se había sembrado algodón, mencionando que tampoco se cuenta con una planta despepitadora para procesarlo, por lo cual hay que trasladarlo hasta el municipio de Villa Ahumada.
“Entonces, lo interesante para este ciclo agrícola 2023 es que la superficie de algodón va a crecer, y que va a haber unas expectativas importantes e interesantes para ese cultivo”, vaticinó.
El gerente de la SRL Conchos reafirmó que el próximo ciclo agrícola primavera- verano será completo, es decir, se irrigará el cien por ciento de la superficie del distrito porque se suministrará el total del agua concesionada a los módulos.
Lo anterior representará una oportunidad para diversificar los cultivos, aparte de los que son perennes como el nogal y la alfalfa.
Otros, como el chile, mantendrán la misma superficie, que en este caso podrían ser 4 mil hectáreas, pese a lo cual dicha hortaliza tiene buen mercado local e internacional, así como rendimientos altamente competitivos en comparación con otras regiones.
Rogelio Ortiz señaló que otro de los retos para la agricultura, hacia el año 2030, es elevar la producción de alimentos mediante el mejoramiento de los rendimientos por hectárea, pues no hay más superficie cultivable.
De igual manera, señaló que debe hacerse más eficiente el uso del agua y de los fertilizantes, pues de lo contrario se presentará un déficit en la producción agroalimentaria.