Los restos de Sor María Fátima Vega García “Lolita” fueron depositados en el camposanto de Meoqui y se realizaron sus honras fúnebres. Se trata de la fundadora del asilo El Peregrino, con una vasta trayectoria de su apostolado. Originaria de Las Puentes, Lolita se desenvolvió los últimos 20 años en Mazatlán, Sinaloa; pero se logró traerla a su terruño y con su familia, quienes organizaron este homenaje póstumo, que fue muy concurrido por los parroquianos meoquenses.
Su profesión religiosa inició en 1954 y para 1964 fue parte de la comunidad religiosa “Siervas de los pobres”; fue profesora de primaria en Ojinaga y en Rosales, formó parte de la conformación del asilo de ancianos Bocado del Pobre en la ciudad de Chihuahua, de 1970 a 1993; estuvo en la Casa de Invidentes en México, para luego en 1996 ser fundadora de la Casa del Peregrino en Meoqui, en donde estuvo hasta el 2001; y finalmente se estableció en el asilo de ancianos “La Inmaculada” en Mazatlán, Sinaloa.
Sor María Fátima, quien fue más conocida cariñosamente como la Madre Lolita, cumplió 63 años sirviendo a los más necesitados, toda una vida de fe, con carácter firme, recio e incansable. La señora Leticia Ruvalcaba Vega, una de los familiares de Lolita, expresó que se reunieron familia y feligreses para despedirla y rendirle su homenaje póstumo, al llevar una vida de entrega al prójimo, de lo cual están todos muy orgullosos.
Ella fue la que encabezó la construcción de este asilo de Meoqui, gracias al don que tenía de lograr que le abrieran las puertas y gestionar muchas cosas, todo a favor de los más vulnerables; igualmente en Mazatlán en donde estaba, la gente la quería mucho, sin embargo su familia religiosa permitió que la trajeran a su tierra con su familia, donde estará sepultada junto a su papá Manuel Vega.
“A las tres de la tarde se realizó la misa en el templo de San Pedro y San Pablo y de ahí se llevó al camposanto” explicaron sus familiares, al estar en el asilo ayer en un velatorio con sus cenizas presentes, rodeadas de fotografías de grandes momentos de su vida. El monseñor Luis Duarte fue quien ofició la misa, ya que él estuvo muchos años con Lolita compartiendo su ministerio, manifestó el señor José de la Luz Castillo, también familiar de la religiosa.
Su pérdida ha conmovido a su familia, a quienes les resulta difícil resignarse, “pero fue estupendo compartir su vida” versa una parte del discurso que se expuso por la familia y se compartió en su funeral, en donde formaron parte las familias Ruvalcaba, Sáenz, Domínguez, Cepeda, Torres y Castillo, todas enlazadas con el apellido Vega, de la homenajeada.