MEOQUI.- Su designación hace diez años como humedal Ramsar de importancia internacional, lejos de protegerlo de la acción del hombre, no ha librado al vado del río San Pedro de las amenazas que lo asedian constantemente: contaminación, basura, intromisión de vehículos, ruido, incendios y la sequía.
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Una década después de que la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) propusiera cambiar su estatus para fines de preservación, el humedal de Meoqui ha sufrido las embestidas de ciudadanos e instituciones de gobierno con poca o nula conciencia ambiental, desde las personas que dejan desechos y se introducen al lecho del río con sus vehículos “razers”, hasta autoridades que han ocasionado daños al entorno con la construcción de obras y eventos ruidosos.
Es frecuente la contaminación en la zona del vado por la basura que dejan o arrojan los visitantes, tanto orgánica como inorgánica. De esto dan testimonio, semana a semana, los integrantes del colectivo Vida en el Río San Pedro, quienes desde hace casi dos años emprendieron una campaña de limpieza en la zona.
Botellas de plástico, latas de aluminio, envases de alimentos procesados, pañales, platos y vasos desechables, toallas sanitarias, preservativos y hasta pruebas de embarazo usadas, prácticamente todo tipo de desecho es posible hallar durante las limpiezas cada fin de semana, refieren los miembros de la agrupación a través de su página de Facebook.
Se ha vuelto normal reunir varios costales llenos de basura al final de la jornada. Tan sólo este último sábado, cuando el colectivo cumplió su semana 87 de su campaña de limpia, se juntaron catorce costales con desperdicios.
No menos perniciosas son las descargas contaminantes, que durante décadas han llegado al río desde el municipio vecino de Delicias. Sin embargo, la construcción de dos plantas tratadoras de aguas residuales ha representado una luz al final del túnel de la degradación del ecosistema.
La construcción de obras también ha dañado al entorno natural. Un ejemplo de esto es el teatro al aire libre, construido durante las administraciones municipales 2016- 2018 y 2018- 2021, lo cual generó controversia en la comunidad meoquense y de la región. Productores señalaron la invasión de áreas concesionadas para aprovechamiento agrícola, mientras que ciudadanos advirtieron del peligro que representaría para las aves el ruido de los eventos multitudinarios.
Prueba de lo anterior fue la fiesta del Grito de Independencia celebrada el 15 de septiembre del 2018, ocasión en la que el uso de la pirotecnia casi se salió de control, lo que generó una ola de críticas hacia el gobierno del entonces alcalde Ismael Pérez Pavía, pues se alteró a la fauna del humedal con el ruido excesivo.
El teatro al aire libre sería clausurado la noche del 6 de abril de 2019, justo cuando era celebrada en el lugar la primera Feria Turística Regional. Inspectores de la Procuraduría Federal de Protección del Ambiente colocaron los sellos de clausura en el inmueble, donde continúan hasta la fecha.
Otro problema, que no aqueja precisamente al vado de Meoqui pero que sí ha sido detectado en puntos del río San Pedro, es la extracción ilegal de materiales para la construcción. Este tipo de actividad no cuenta con el debido permiso en muchos de los casos y ocurre en los municipios de Rosales y Julimes.
El ingreso de vehículos “todo terreno”, conocidos como “razers”, igualmente se ha señalado como perjudicial a la vida silvestre del humedal, pues en su recorrido aplastan los nidos de las aves. Recién este año el gobierno municipal de Meoqui, que encabeza Myriam Soto Ornelas, ha tomado la medida drástica de cerrar los accesos al cauce del río.
La sequía inducida por el desfogue de la presa Francisco I. Madero en 2020, responsabilidad del gobierno federal, afectó igualmente al ecosistema. Durante la primavera de 2021 se observó cómo amplios tramos del río San Pedro se secaron por la falta de escurrimientos, quedando sólo algunos espejos de agua en el vado que sirvieron como refugio a la fauna.
Y una problemática más son los incendios, accidentales o intencionales, pues en los últimos seis meses y medio se registraron dos siniestros que consumieron vegetación ribereña.
Fue en el marco de la celebración del Día Mundial de los Humedales de 2012, cuando autoridades de la Comisión de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) anunciaron la designación del sitio río San Pedro-Vado de Meoqui como Humedal de Importancia Internacional, de acuerdo con los criterios de la Convención Internacional de Humedales Ramsar.
El área de este humedal comprende, oficialmente, el tramo del río San Pedro desde la presa Francisco I. Madero hasta su confluencia con el río Conchos, del cual es tributario. Su superficie es de 1 mil 423 kilómetros cuadrados.
La zona del vado de Meoqui es hogar de 130 aves migratorias que encuentran en este lugar reposo y alimento, sobre todo en la temporada de otoño- invierno, cuando llegan las bandadas de cientos, incluso miles, de pájaros desde el norte del continente.
En temporada invernal llegan especies como el pato de cabeza roja (Aythya americana), la garza blanca (Ardea alba) y el pelícano blanco (Pelecanus erythrorhynchos). Esta última es el ave más conocida y popular del vado, tanto que un equipo de baloncesto lleva el nombre de Pelícanos de Meoqui.