Fallece en El Paso, Texas, el deliciense Ricardo Espinosa Valle. “La gente fregada” como le decía de cariño a las personas necesitadas eran su debilidad, por lo que a lo largo de su carrera en la especialidad de nefrología se dedicó a ayudar a los pacientes con deficiencias renales y participó en el primer trasplante de riñón en el país, en Juárez Chihuahua. Hoy realizan sus servicios funerarios en el vecino país. Hoy sábado en El Paso, Texas, familiares y amistades del doctor Ricardo Espinosa celebran sus servicios fúnebres. “Evocaremos su memoria como vivió su vida: con nostalgia porque ya no lo veremos, con alegría porque fue alegre, con agradecimiento por su obra terrenal, con la confianza en que la semilla que sembró habrán de frutar en nuevos médicos altruistas, enamorados de su profesión, desprendidos y generosos como fue él”, palabras que le dedicó su cuñado, el licenciado Carlos Gallegos Pérez. A sus 74 años, falleció víctima de un infarto fulminante en su casa ubicada en El Paso, Texas, cerca de su familia, como él siempre se lo dijo a sus allegados. Fue un reconocido nefrólogo de profesión, basquetbolista de corazón, barítono y con sangre de boxeador gracias a su padre, Guillermo Espinosa Salas, quien le dio la vida junto a la señora Mariana Valle Valle. Era deliciense porque nació en la avenida 11 en el 614 del sector poniente de esta ciudad. Se formó en su educación básica en Delicias, en la primaria 305, secundaria Leyes de Reforma, preparatoria 20-30 y para hacer su carrera viajó a México para inscribirse en la UNAM en la Facultad de Medicina, egresando como médico general. Sin olvidarse de la tierra que lo vio nacer, regresó a Delicias en donde presentó su internado en el Hospital General. De ahí su amigo José Gómez lo invitó a presentar un examen para la especialidad en Estados Unidos. Siguiendo su motivación por aprender más, se quedó a vivir en Estados Unidos, pero finalmente se asentó en Juárez, Chihuahua, en donde convirtió su casa en un hospital ya que gracias a los contactos en el vecino país comenzó a importar máquinas de hemodiálisis que él mismo pagaba, para atender a la gente que acudía a él por ayuda debido a problemas renales. “Gente fregada” como él le decía de cariño a las personas de bajos recursos, eran su debilidad, pues desde el momento que terminó su especialidad en nefrología se dedicó a ayudar a toda la gente, pero en especial a quienes no contaban con el suficiente dinero para atender los problemas de los riñones. Ya en Juárez trabajó en el ISSSTE, en donde le tocó coordinar el primer trasplante de riñón en el país, en donde su equipo le reconoció la preparación con la que contaba, con respeto, pues la operación fue un éxito. Y sobre esta primera cirugía corre el rumor de que fue tanta su humildad que reconocía la labor por más pequeña que fuera y que se relacionara con sus actividades, como en el caso de la afanadora que limpió ese día el quirófano, y al sentirse motivada, le dijo a los medios de comunicación que a ella también la entrevistaran, puesto que el doctor Ricardo le había afirmado que de la limpieza (sepsia) que ella mantenía en el quirófano dependía el éxito de la operación, refiriéndose al espacio libre de infecciones, momento en el que los doctores permitieron que la afanadora dijera unas palabras ante las cámaras. Después en el Hospital General de Juárez continuó adquiriendo máquinas más modernas para hemodiálisis, las cuales donaba al hospital, lo que provocó el reconocimiento a su labor y aunque a escondidas de él mismo, lo sorprendieron nombrando la sala de hemodiálisis con su nombre “Ricardo Espinosa Valle”. Sin duda una gran pérdida. De acuerdo a su deseo, sus cenizas van a ser esparcidas en Juárez, ciudad a la que amó y sirvió, y otra parte en la presa Las Vírgenes, lugar de su predilección y fuente de su inspiración artística. Descanse en paz.
Fallece en el Paso médico deliciense
Ricardo Espinosa Valle
De la redacción
· sábado 21 de julio de 2018