MEOQUI.- A treintaicinco años de la aparición de los “monitos de Meoqui”, el debate sobre la veracidad del caso continúa dándose entre los habitantes de la región. Mientras que algunos creen que lo reportado en el número 109 de la calle Francisco I. Madero, de la colonia Barrio Nuevo fue real, otros se muestran más escépticos al respecto.
Fue el domingo 11 de octubre de 1987 cuando tres niños de la localidad manifestaron haber visto a cuatro criaturas, cuyo aspecto fue descrito como similar al de las ranas, una de las cuales supuestamente mordió en un dedo a uno de los chicos, quien tuvo que ser llevado a la Cruz Roja porque presentaba una lesión. A raíz de esto, Meoqui atraería la atención nacional e internacional.
Revuelo mediático
Patricia Hermosillo, quien era reportera de El Heraldo de Chihuahua en aquella época, recuerda que una mañana, a las 7:00 horas, recibió en su casa el aviso de que en Meoqui había “monitos” extraterrestres, por lo que acudió a tomar la nota.
“Y me vine a la comandancia de aquí (de Meoqui); en ese entonces estaba como comandante Sergio Montoya, en paz descanse, estaba el subagente del Ministerio Público, licenciado Fernando Herrera Martínez. Yo para hacer la nota oficial, tuve que venir a por ellos, porque no había nada oficial. Entonces vine y nos fuimos al lugar de los hechos”, detalló.
Antes, la periodista había acudido con el doctor Enrique Mata, quien le aseguró que uno de los “monitos” había mordido a un niño y le había dejado polvo en el dedo. Posteriormente, Patricia pidió al comandante Montoya y al licenciado Herrera acompañarla al lugar de los hechos, donde el segundo tomó una vara y la introdujo en uno de los hoyos de donde supuestamente habían salido los hombrecitos. Pero no había nada.
Las autoridades habían dado el caso por olvidado, pero al día siguiente la gente del pueblo empezó a correr por las calles “como ríos”, pues ya todos se habían enterado de la noticia. Esto trascendió primero en el estado, luego en el país y hasta en Estados Unidos, de tal forma que numerosos medios de comunicación acudieron a Meoqui para cubrir la nota. La casa de Patricia se convirtió en una especie de oficina de reporteros que llegaban día y noche.
“Incluso llegó un antropólogo, y el antropólogo estuvimos también a medianoche esperando (en la cueva de los monitos) a ver qué pasaba, y nada”, evocó.
¿Psicosis colectiva o “fake news?
Javier Contreras Orozco, quien se desempeñaba como director del periódico Novedades en 1987 y cubrió igualmente la nota, consideró que lo sucedido en Meoqui es una “post verdad”, contrario a las “fake news” que representan algo falso.
Sin descalificar a los tres niños que en su momento dieron su testimonio, Javier Contreras señaló que los acontecimientos de hace 35 años fueron un fenómeno de psicosis que se convirtió en post verdad, es decir, una alternancia a algo falso.
Consideró igualmente que hubo “un gran acoso mediático” y presión hacia los chicos que protagonizaron los hechos, por lo que ellos comenzaron a retraerse y a dejar de hablar de lo que sucedió, cambiando su forma de ser.
Contreras, quien fue invitado a dictar una conferencia sobre el tema este jueves en Meoqui, sostiene que fue un fenómeno de histeria colectiva que surgió de manera espontánea, el cual despertó un interés periodístico al que se dio seguimiento por parte de Novedades y otros medios.
El ahora director de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Chihuahua, señaló que la leyenda urbana de los “monitos” se convirtió en un referente para Meoqui por los alcances que tuvo a nivel local, nacional e internacional, algo inédito. “Aquí para Meoqui es un antes y un después, definitivamente”, concluyó.
Una luz en el cielo
Para Daneira Lira Robles, hermana del ahora finado Sergio Alfonso, uno de los niños que contactaron con los “monitos”, esta es la primera vez en 35 años que habla con los reporteros sobre lo que se vivió en aquel entonces en Meoqui. Asegura que la noche antes, una luz misteriosa iluminó el cielo.
“Mucha gente nos acordamos de eso porque lo vimos mucha gente adulta. Yo tenía en aquel tiempo 15 años, ahorita tengo 50. Había gente mayor, vecinos que en días anteriores a eso vimos una luz. Le decíamos nosotros como si el cielo hubiera sido de día y era la noche, y pues todos nos quedamos nada más con eso: que vimos ese resplandor y después empezó todo esto”, reveló.
Tras la aparición de los “monitos”, los niños acudieron a ella porque Carlos, uno de ellos, había sido “mordido” en el dedo pulgar por una de las extrañas criaturas. Lo llevó a la Cruz Roja para que fuera atendido por Paco Valenzuela, un socorrista, quien observó que el dedo del menor estaba oscuro y presentaba arañazos.
“Paco les decía: díganme qué le pico para ponerle un antídoto. Y los niños le decían: ¡Lo mordió un mono, lo mordió un mono!”
Daneira refiere que el socorrista puso a cada niño por separado, entregándoles una hoja y un papel para que dibujaran a los “monitos”. Los tres, asegura, dibujaron lo mismo, mencionando que los chicos tenían un mes yendo a jugar con los hombrecitos en el patio de una casa, ubicada en la esquina de las calles Francisco I. Madero y Libertad, en la colonia Barrio Nuevo.
“Nomás nos decían: vamos a jugar con los monos, pero igual con los de las galaxias, que en aquel tiempo todos tenían sus monitos de las galaxias”, evoca.
La casa de Barrio Nuevo donde aconteció el avistamiento de las criaturas se conserva en pie. Vecinos de la colonia refieren que de vez en cuando llegan visitantes a conocer el inmueble. Algunos lo hacen por curiosidad y otros, quizás, esperando que vuelvan a aparecer “los monitos” que hicieron famoso a Meoqui.