MEOQUI.- Poco fue el tiempo que Édgar Iván González pudo disfrutar de su hija Allison, quien a sus siete meses de edad quedó huérfana y deberá crecer sin la presencia de su padre, cuya aspiración era construir una casa para su recién formada familia.
A los diecisiete años Édgar Iván compartía su vida con su pareja, tan joven como él, y una pequeña de brazos cuyo nacimiento lo motivó a asumir con seriedad su nuevo rol de padre, por lo que se dedicó a trabajar con esmero en la quesería de sus padres para salir adelante, refirieron familiares del finado.
La ilusión del joven era tener su casa propia para ofrecer un hogar a su esposa e hija, por lo cual recibió la promesa de apoyo por parte de su padre, quien se encontraba trabajando en los Estados Unidos cuando sobrevino la desgracia.
“Su papá los estaba ayudando porque ellos querían construir su casita, como él estaba pues menor de edad todavía, pues quería ayudarles para comprar un terreno y hacer su casita; él trabajaba el negocio, pues iba a ser de él la quesería de mi tía, iba a ser de él”, comentó una prima de Édgar Iván.
Pero ese sueño se desvaneció la noche del sábado 12 de junio, cuando ocurrió el accidente donde Édgar perdió la vida y el cual conmovió a los habitantes del seccional de Lázaro Cárdenas, quienes protestaron airadamente y exigen todavía que se haga justicia.
La tarde del lunes, al ritmo de la música de dos bandas que contrataron sus amigos, Édgar Iván recibió el último adiós en el panteón por numerosas personas del pueblo que acompañaron en su dolor a la familia, incluyendo a su pequeña hija Allison, quien no conocerá a su padre.