Reconocen a docentes de secundaria nocturna en Meoqui

José Pilar Lugo Esquivel, Odorico Hernández, Tirsa Villalobos y María Dominga Sánchez, fueron los docentes a quienes se honró por parte de sus ex alumnos

Saúl Ponce | El Heraldo de Chihuahua

  · sábado 19 de marzo de 2022

Foto: Saúl Ponce | El Heraldo de Chihuahua

Por la huella que dejaron en personas que hoy son profesionistas, cuatro docentes de la extinta escuela Secundaria Nocturna del Magisterio número 34 recibieron reconocimientos este sábado en la sala de cabildo, durante un evento emotivo donde se recordó la labor de los maestros.

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José Pilar Lugo Esquivel, Odorico Hernández, Tirsa Villalobos y María Dominga Sánchez, fueron los docentes a quienes se honró por parte de sus ex alumnos y autoridades del municipio con la entrega de un reconocimiento.

Myriam Soto Ornelas, presidente municipal; Francisco González, en representación de la Sociedad de Estudios Históricos de Meoqui; y Florencio Rodríguez Loera, meteorólogo y ex alumno de la secundaria nocturna, encabezaron este evento al que asistieron también familiares de los homenajeados.

La alcaldesa Myriam Soto elogió el trabajo de los docentes, de quienes dijo dejaron una huella en la historia de Meoqui, pues varios de sus alumnos se convirtieron en profesionistas que han aportado cosas positivas a la comunidad, entre ellos el ex presidente municipal Francisco González y el meteorólogo Florencio Rodríguez Loera, apreciado por gente de toda la región.

Expresó que la educación es una pieza clave de la sociedad, por lo que será impulsada en su municipio.

Por su parte, Florencio Rodríguez evocó que la secundaria nocturna inició en septiembre de 1971, en aulas prestadas por la escuela primaria Benito Juárez, pues la institución educativa no contaba con local propio.

La primera generación estuvo compuesta en su mayoría por empleados de dos sucursales bancarias, quienes después de sus horas de trabajo acudían a las clases que terminaban a las 11:00 de la noche. Por este motivo, para todos ellos representaba un esfuerzo estudiar y prepararse, y en ocasiones no disponían de los sesenta pesos que costaba la mensualidad.

Sin embargo, el entusiasmo de los estudiantes y sus maestros era mucho. Estos últimos, con frecuencia, no recibían un sueldo por el tiempo que dedicaban a la docencia cada noche, pero su compromiso con la enseñanza era mayor y la satisfacción vino cuando sus alumnos obtuvieron mejores empleos gracias a la formación académica.