DELICIAS.- Este 19 de julio se cumplió un año del enfrentamiento entre agricultores y sus familias con elementos de la Guardia Nacional en la presa Francisco I. Madero, ocurrido a raíz del plan del gobierno federal para desfogar el embalse bajo el argumento del pago del líquido a los Estados Unidos, conforme al Tratado de Aguas de 1944.
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Fue un domingo a primera hora cuando se difundió la noticia de la ocupación militar en “Las Vírgenes”, causando la movilización inmediata de decenas de productores agrícolas y ciudadanos en general, quienes confirmaron, consternados, cómo se habían colocado barricadas en los accesos a la presa.
Desde las 7:00 horas llegaron al lugar los líderes de los usuarios de riego y el diputado federal por el 5º Distrito Mario Mata Carrasco, quien a través de sus redes sociales alertó a la comunidad sobre las intenciones del Gobierno Federal de llevarse agua de la contenedora, lo cual fue calificado como un robo y saqueo por los habitantes de la región.
El primer enfrentamiento se produjo a las 11:30 horas, cuando una madre de familia con sus dos niños, el alcalde de Rosales José Ramírez Licón y el diputado local Jesús Valenciano intentaron rodear la valla formada por militares para ingresar al área donde se deriva el agua del embalse hacia el río San Pedro, por donde el líquido tiene que correr para llegar al Conchos y posteriormente al río Bravo.
De inmediato se les unieron los agricultores, quienes tomaron piedras y otros proyectiles cuando los efectivos castrenses les impidieron el paso. Éstos dispararon con sus armas balas de goma y arrojaron gas lacrimógeno, obligando a replegarse a la gente. Los militares detuvieron durante la refriega al presidente municipal rosalense, emanado del partido MORENA, y a su hijo, a quienes golpearon a macanazos pese a levantar las manos en son de paz, además de retenerlos durante una hora y media, según declaró el propio edil.
Un número indeterminado de personas resultó con lesiones producidas por balas de goma, entre ellas un niño de cinco años y tres reporteros. Pero los protestantes volvieron a plantarle cara a los antimotines y durante casi tres horas se mantuvo una calma tensa.
La gente de los alrededores continuó llegando a la presa para manifestar su inconformidad y expresar su solidaridad a los agricultores, a quienes llevaron botellas de agua fría e incluso cerveza para mitigar la sed y el calor veraniego.
Se escuchó una infinidad de reclamos e insultos en contra del presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien retaron a venir a la región para hacer una consulta popular sobre el destino de las aguas de la presa Madero, de la cual dependen los cultivos establecidos en Rosales, Meoqui y Julimes.
Igualmente lanzaron improperios al Gobernador del Estado Javier Corral, a quien acusaron de dedicarse a jugar golf en vez de salir en defensa del derecho de los chihuahuenses al agua de las presas de la entidad. Algunos de los guardias militares se reían burlonamente.
Apareció luego Mario Mata Carrasco, diputado por el 5 Distrito, quien comentó que él llegó a las 7:00 horas tras enterarse de la llegada de la Guardia Nacional a la cortina del embalse, pero no se pudo arreglar con el diálogo el retiro de los militares. Propuso a los manifestantes emprender otras acciones de presión contra el Gobierno Federal, pero hasta el momento no se definía nada.
Sin embargo, la mayoría de los descontentos permaneció en la presa y se produjo minutos después de las 14:30 horas un segundo enfrentamiento, más violento que el anterior, donde otra vez salieron a relucir gases lacrimógenos y balas de goma, sin importar que estuvieran presentes mujeres, ancianos y niños.
Los antimotines avanzaron varios metros y obligaron a los ciudadanos a replegarse, ya que éstos huían por temor a resultar lastimados.
Se generó el caos por la gente que intentaba salir con sus vehículos, produciéndose algunos conatos de choque, mientras que otros de los descontentos respondieron lanzando piedras y hasta cocteles Molotov a los integrantes de la Guardia Nacional, quienes no se inmutaron.
Al choque entre civiles y militares seguiría, diez días después, la jornada del “miércoles negro”, cuando después de abrirse las válvulas de la presa por órdenes de la federación se generaron varios disturbios en la ciudad de Delicias, que culminaron con la quema de tres edificios públicos y de varios vehículos oficiales.