Alegando contar con un título de concesión otorgado años atrás por el Gobierno Federal, Tomás Delgado, propietario del restaurante con quien los ejidatarios de Loma de Pérez se disputan un terreno cercano a la presa Francisco I. Madero, afirmó tener derechos sobre el predio, además de tener en su poder un amparo federal.
En entrevista para este medio de comunicación, Tomás Delgado explicó que Juan Quiñónez Sepúlveda, el abuelo de su esposa, obtuvo la concesión del gobierno sobre las tierras aledañas a lo que hoy es el vaso de la presa para dedicarse a la agricultura, antes de que se conformara el ejido Loma de Pérez en 1933.
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Detalló que el señor Quiñónez cedió la concesión a uno de sus hijos, y éste a su sobrina, Trinidad Patiño Quiñónez, con quien Delgado se casó por bienes mancomunados. La concesión se renovó por última vez ante la Comisión Nacional del Agua para el periodo 2002- 2012, pero después de esa década les fue negada la renovación, ya que los terrenos se encontraban fuera de la zona federal debido a que se modificó el cauce del río San Pedro.
Posteriormente, los ejidatarios presentaron una demanda en contra la esposa de Tomás Delgado, argumentando que estaba ocupando un terreno perteneciente al ejido, en los cuales la pareja tiene su restaurante.
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Explicó que, ante la situación, promovió y obtuvo un amparo federal por el cual se suspendió el fallo dado por el magistrado del Tribunal Agrario número 5 a los miembros del ejido Loma de Pérez. Delgado enfatizó que el amparo está vigente, por lo cual no puede ser desalojado del predio donde, además del negocio, construyó una casa para su familia.
Sin embargo, dijo estar a la espera del fallo que en su momento emitirá un juez federal para dar la razón a una de las dos partes en conflicto.
“Pero hasta ahorita, al día de hoy, tengo la suspensión definitiva del fallo que dio el magistrado a favor del ejido Loma de Pérez”, reafirmó el entrevistado, quien dijo ser propietario del restaurante desde 1996.
Cabe señalar que el terreno en disputa tiene una superficie de 3.5 hectáreas, donde los ejidatarios pretenden fraccionar en granjas familiares.