Salvador Alcántar Ortega, diputado federal por el V Distrito, no descartó que en el futuro haya más tentativas de abrir las compuertas de la presa Luis L. León, pues advirtió que continúan las presiones por parte del gobernador de Tamaulipas, Américo Villarreal Anaya, para que se desfoguen los embalses de Chihuahua.
El diputado del PRI señaló que el mandatario tamaulipeco fue el responsable de haber generado los problemas que hoy se tienen con el agua, la cual ha codiciado para entregarla a los agricultores de un distrito de riego, el 025, casi tres veces más grande que el 005 de Delicias.
“Siguen presionando la gente de Conagua, siguen presionando por conducto del gobernador de Tamaulipas, que fue el que causó este problema hace casi cuatro años; siendo Senador de la república empezó con las exigencias de agua para Tamaulipas. Y hoy como gobernador todavía sigue empujando y diciendo que nosotros tenemos que aportar agua al Bravo para darle respuesta, para que ellos puedan sembrar la totalidad de sus tierras”, advirtió.
No obstante, el también presidente de la Asociación de Usuarios de Riego del Estado de Chihuahua (AURECH) externó que se sienten contentos porque se logró cerrar las válvulas de la presa, ya que la extracción de agua había puesto nerviosos a los productores.
“Sabemos que El Granero es la llave de las presas de esta región: vaciándose El Granero, inmediatamente pueden venir por (el agua) de Las Vírgenes y de La Boquilla”, expuso Alcántar.
Refirió que el cierre de las compuertas de la presa Luis L. León se logró después de negociaciones intensas, pues la gobernadora María Eugenia Campos Galván se comunicó con Adán Augusto López, Secretario de Gobernación, mientras que los diputados chihuahuenses hicieron lo propio con la Comisión de Recursos Hidráulicos en el congreso.
“Tuvimos dos sesiones el martes: la primera reunión en la mañana, la segunda reunión casi a las 12:00 del día, y salimos a Conagua, la Comisión Nacional del Agua y estuvimos trabajando y presionando para que se cerraran las compuertas”, narró.
Salvador Alcántar recalcó que los ánimos entre los agricultores de Ojinaga y Delicias estaban crispados, porque tras dos años de soportar una sequía veían el riesgo de que la Federación se llevara el agua, algo que la gente de la región ya no está dispuesta a permitir.
“Y habíamos tenido experiencias muy feas, como la que tuvimos hace dos años y medio, en septiembre del 2020, pero también pegó muy fuerte con las avenidas del río (Conchos), se inundaron más de diez mil hectáreas, con pérdidas de 5 mil”, recordó.
Mencionó que otro motivo de malestar entre los campesinos de la cuenca del Conchos, es que no han obtenido ninguna respuesta del Gobierno Federal a sus solicitudes de apoyos, por lo que la apertura de “El Granero” enrareció más el ambiente.