De los 31 mil 190 chihuahuenses que perdieron su empleo entre marzo y mayo, más del 26 por ciento son profesionistas (8 mil 109), y de dicha cifra la mayor parte corresponde a universitarios del área de humanidades como: Derecho, Sicología, Filosofía y Trabajo Social.
De acuerdo a la Encuesta Intercensal de Ocupación y Empleo del Inegi, mil 070 licenciados en Derecho que trabajaban con contrato temporal dejaron de laborar por la pandemia de Covid-19, que provocó el paro de actividades e incluso el cierre definitivo de los negocios.
Además de los abogados, trabajadores sociales, sicólogos y egresados de la carrera de Filosofía son los profesionistas que más perdieron su fuente ingresos.
El Inegi señala que el sueldo promedio de los profesionistas desempleados en la entidad es de 13 mil de pesos al mes.
Por otra parte, hasta el día de ayer, el Portal del Empleo del gobierno federal cuenta con más de 243 mil ofertas de trabajo en el país, de las que la mayor parte (a nivel superior), son para contadores, con mil 438 plazas en todo el país.
Para los ingenieros civiles apenas 875 vacantes; hay 59 ofertas para los biólogos, y los salarios promedian entre 12 mil y 12 mil 500 pesos mensuales.
Para los médicos hay 675 plazas disponibles a nivel nacional, aunque la paga en muchos casos es menor a 10 mil pesos.
En el caso de los economistas sólo existen 51 vacantes.
De acuerdo a las estadísticas de empleo, quienes cuentan con un mayor grado de escolaridad son los que más batallan para conseguir empleo, debido a que son pocas las ofertas, y muchas de éstas además están en el nivel de subocupaciones.
En otras profesiones el panorama es todavía peor, por ejemplo para quienes estudiaron carreras relacionadas con la industria alimentaria la tasa de desempleo es del 14.4 por ciento, cuatro veces más alta que la tasa general.
Los sociólogos y antropólogos tienen una tasa de desocupación de 11.1%, mientras que entre los economistas y criminólogos es de 9.7%.
“No hay trabajo”: estudiante
Edmundo García estudió la licenciatura en Derecho en la Universidad Autónoma de Chihuahua, y concluyó sus estudios en el 2019, y hasta el momento no ha podido colocarse dentro de su área de trabajo.
Relata que aun cuando sabía que es una carrera de gran demanda y pocas oportunidades, decidió estudiarla, pues siempre ha tenido la firme convicción de que la abogacía es su vocación.
Este joven señala que en su campo además faltan oportunidades para recién egresados, pues generalmente se solicita a personas con al menos tres años de experiencia, lo que para las nuevas generaciones es prácticamente imposible, a menos que se consiga un puesto a través de una recomendación, ya sea en alguna dependencia o empresa.
Agregó que en el caso de los abogados, también existe la posibilidad de emprender su propio despacho, pero para ello de igual manera es necesario contar con recursos económicos, además de que la experiencia generalmente se hace trabajando con un equipo que oriente en la práctica.
Hoy por hoy, administradores, abogados, contadores, sicólogos y comunicadores son algunos de los jóvenes que no cuentan con empleo, pero también hay médicos, ingenieros, criminólogos, economistas, arquitectos y mercadólogos, entre muchos otros, lo que lleva a deducir que un título universitario no es garantía de un empleo como ocurría en décadas anteriores.