CD. CUAUHTÉMOC, Chih.- En una misa celebrada en el templo de San Martín, familiares y amigos dieron el último adiós a la jovencita Adriana Jacobo Rocha, donde fueron despedidos también dos varones ajenos a sus circunstancias. Los restos de Adriana fueron puestos en un ataúd color morado.
La tristeza que embarga a la sociedad cuauhtemense se pudo notar durante el acto religioso en los rostros de los asistentes, donde prevalece la interrogante de por qué la muerte tenía que alcanzar a una mujercita que tenía toda su vida por delante.
A la una de la tarde de este lunes inició la misa, donde el sacerdote llamó a los dolientes a dejar partir a sus seres queridos a la presencia del Señor.
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Entre los asistentes se pudo observar a jóvenes que comparten entorno con Adriana, tanto en el centro de estudios al que acudía, Conalep, como de la colonia Benito Juárez, con quienes seguramente creció.
Adriana salió de su hogar a ver una amiga, según reportó su madre, la señora Claudia Rocha, al número de emergencias el pasado 17 de enero, y al no regresar decidió poner el reporte ante la autoridad, sin imaginarse que esa vez que su hija le avisó a dónde iba sería la última ocasión que la vería con vida.
Los acompañantes de Adriana Jacobo, Fabrizio Velazco y Luis Raúl Soto, convergieron en esta misa de despedida, donde el presbítero les pidió pensar en que este mundo nos quita la vida, pero Cristo nos da una vida nueva.
El padre oró por ellos conminándolos a dejar volar a quienes partieron y a pedir fuerzas divinas para que no los invada la depresión, así como gracia para entregarlos a Dios Nuestro Señor aceptando que ya no están, permitiéndoles así llegar a la bellísima morada que se encuentra más allá del sol, donde no hay tristeza ni cansancio y la divina presencia lo calma todo.
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