“Le pido a la sociedad que tengan fe en mí, que voy a ir a luchar, a pedir tanto por este caso, y por ellos. Sé que hay mucha gente que está llorando, les ha causado mucho dolor e impotencia la inseguridad. Voy a seguir luchando para lograr algo que no sea nada más en el momento del suceso. ¿Qué voy a decir al último? Que somos un pueblo sin ley, o que somos un pueblo que sí tenemos una ley que nos escucha y que nos resolvió, porque no estamos solos”, cuestionó Patricia Morales, mamá de Paulina Luján, cuyo asesino salió en libertad después de cumplir sólo 10 años de una sentencia de 60.
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Patricia mencionó que no imaginó que en la cita a la que acudió se daría la libertad a uno de los responsables, quien después de dos años de proceso se le dictó una sentencia de 60 años, y sólo cumplió 10, después de que se le otorgaran beneficios, en los que no se consideraron lo que sufrió la adolescente durante su secuestro, violación y asesinato, y el duelo en el que permanece su familia al sobrellevar su ausencia en cumpleaños y fechas especiales.
Posteriormente, el sentenciado solicitó una reducción a 22 años; que se le contabilizara el tiempo que pasó en arraigo domiciliario, entre otros beneficios. Durante su tiempo en prisión, justificó su buena conducta al dedicarse a jugar futbol y pallraquet, lo que es considerado por Patricia como estar en un ‘spa’, y no haciendo méritos de rehabilitación. En la audiencia se estableció que acudirá cada 15 días a la Penitenciaría de la colonia Pacífico, y obtendrá la libertad absoluta el primero de marzo del año 2032.
“Somos una familia muy grande, y todos estamos unidos, agarrados de Dios, porque no hay mayor justicia que la de Dios; pero también pedimos sabiduría y que nos mande con las personas adecuadas que tengan oídos, para que nos apoyen ante esto, porque es muy injusto: no hay muchos casos como éste, que hasta mi hija ayudó a las investigaciones”, destacó, al mencionar que las diligencias fueron efectivas y profesionales para completar el caso hasta la sentencia de los dos responsables, y que fueron solventadas por la sociedad.
También se refirió al peligro en el que se pueden encontrar los testigos que apoyaron a que se aplicara la justicia, en el proceso legal que derivó en el juicio y sentencia.
“Somos una sociedad, en la que las personas que tienen el poder en sus manos están en un puesto para que nos protejan de lo injusto, de la maldad, no para que nos den la espalda. Por el momento, mi única protección es Dios, voy a seguir luchando por conseguir justicia, pero le pido que le dé conciencia de sus actos, y que el tiempo que pasó en prisión –aunque haya sido haciendo deporte, fue prisión-, que no vaya a pensar ya en hacer daño. Que Dios lo guíe, porque sólo quien ha perdido a su ser querido sabe lo que es aprender a vivir así, pero no se olvida. Es como una cicatriz grandísima, que se carga, aunque ande trabajando, y haciendo reír a los hijos, a la familia. Siempre me falta Pau, siempre va a estar presente, y eso, ellos no lo saben”.
También se refirió que con la liberación, revivió todo el proceso y tristeza por la muerte de Pau, como si no hubiera pasado el tiempo.
“Voy a luchar hasta que Dios quiera. He recorrido infinidad de partes, es un viacrucis larguísimo, porque el viacrucis termina en algo triste, y así me siento, porque recorro muchos lugares y no llego a nada, humanamente. Y pasa el tiempo, y ¡mire! Uno puede perdonar una agresión verbal, un golpe, pero de esto…yo quisiera aislar eso. El perdón se lo dejo a Dios, y yo estoy libre de eso. Aquí la justicia, por el bien de más personas, para que tengamos fe en las autoridades, y que tengamos protección, por la preparación y su gran nivel de estudios, porque tienen mucha experiencia, y las decisiones de los jueces, si en algún momento tuvieron un error, ya esté reparado. Que podamos tener fe, ahorita no lo veo, porque sólo recibo ‘no”, declaró.
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