“Yo llegué después de veinte años de consumo por la necesidad de pertenecer a un grupo, empecé con una sustancia y terminé con todas.
Hubo una línea invisible que no me di cuenta en qué momento rebasé y el consumo más de gozarlo lo sufría, y no me gustaba lo que hacía, pero continuaba hasta que encontré mi fondo, cuando ya no tuve capacidad de seguir sufriendo y busqué ayuda”, explicó Faustino, quien pertenece a Narcóticos Anónimos desde hace quince años.
“Hoy cumplo quince años de llegar después de no saber quién era, de dañar a mis hijos, a mi esposa, a mis padres, totalmente egoísta, egocéntrico y soberbio, sólo para satisfacer mis deseos encaminados al consumo de sustancias.
Estaba consumiendo una droga muy cara y mis deudas llegaron a los cien mil pesos, en el refrigerador no había nada y no podía cumplir con las necesidades de la familia. Me había perdido interiormente, estaba desintegrado”, relató.
Explicó que al llegar al grupo le dijeron que “me van a cuidar mientras yo aprendo a cuidarme”, pidiéndole que siguiera asistiendo, y el milagro de dejar de consumir sucedió, sus ganas desaparecieron y decidió permanecer a terminar su programa de doce pasos, gracias al cual logró reencontrarse con su paz interior, iniciar proyectos y mejor sus relaciones familiares.
“Te vas buscando, te vas encontrando y cada paso te regresa una parte de ti. Aquí los milagros se dan, por eso invito a todas las personas que consumen a creer que no necesitamos a las drogas para ser felices, hay otra forma de vivir”, finalizó.