“Vamos a darle vuelta a la página, respeto la investidura de todos los magistrados con independencia de cómo llegaron, pero eso no implica ninguna protección a la falta que cometa alguno de ellos, porque el que la hace la paga, incluido yo” asegura en entrevista el nuevo presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado, Pablo Héctor González Villalobos.
“No podemos seguir hablando de los 13 magistrados oxigenadores, porque eso no ha beneficiado a nadie, dejar de hablar de grupos, para trabajar de cara al futuro” agrega el presidente del Poder Judicial de Chihuahua.
González Villalobos, sostiene que nada estaba previsto, que su candidatura se construyó desde hace varios días, cuando la Suprema Corte de Justicia de la Nación invalidó el nombramiento del magistrado decano, Julio César Jiménez Castro debido a una controversia constitucional.
¿Llegas como el magistrado más joven?
-En otros tribunales ha habido magistrados más jóvenes que yo, en Chihuahua no lo sé, yo tengo 46 años.
¿Cuál es el diagnóstico que tienes de lo que vive el Tribunal de inestabilidad, tras pasar de una administración con cuatro presidentes y ahora en esta nueva administración ya van dos presidentes?
-Yo creo que se han dado múltiples factores de inestabilidad, pero el más relevante fue el de la falta de comunicación, porque no hemos sabido hablarnos, y el presidente Julio Cesar Jiménez Castro llegó en circunstancias muy difíciles, y cumple con una encomienda muy complicada, porque era muy complicado reconstruir al Tribunal. Atribuir la falta de comunicación a los defectos del titular sería un error, él se sacrificó por el Tribunal y sentó las bases para que se pudiera plantear esta unidad, señala.
Una hora después de haber concluido la elección del nuevo Presidente del Tribunal de Justicia, Pablo Héctor González Villalobos, dice que no hubiera llegado al máximo cargo del tribunal si no hubiera sido por consenso de todos los magistrados que integran el pleno del Poder Judicial del Estado.
Pablo Héctor González Villalobos reconoce que encuentra un tribunal muy contaminado por grupos de interés político.
Si, responde, es un hecho que el nivel de compromiso partidista quienes forman parte de la institución en los últimos tiempos no tenía precedente.
“El perfil del magistrado, siempre había sido un perfil partidista. Yo debo decir que la función del tribunal como máxima autoridad, es una función política. Tampoco debería extrañarnos que fuera un actor político” dice.
PISO PAREJO
En el proceso de la nueva presidencia que inició ayer, argumenta, que este escenario no tiene precedentes históricos, al menos en Chihuahua, porque las condiciones están dadas para transitar hacía un poder judicial que la sociedad chihuahuense quiere para que sea el árbitro los conflictos que se producen en el seno de la comunidad.
¿Llegas a un tribunal con serios antecedentes de intromisión del Poder Ejecutivo, pero como retraerse de eso?
-Bueno, parte del proceso que se dio en días anteriores, tiene que ver con las elecciones anteriores de todos los colores, estaban muy determinadas por la voluntad del gobernador, por ello era muy sencillo construir unanimidades con la influencia excesiva del poder ejecutivo.
¿Fuiste el candidato de los magistrados o del gobernador?
-Fui el candidato de los magistrados, desde luego que esto debe ser destacado, porque así, es. Fue una candidatura de construcción, no se dio de forma espontánea. De hecho hubo otros candidatos y eso necesito un ejercicio de auténtico dialogo de auténtico identificación de lo que debía prevalecer como interés superior por encima individuales personales y a veces legítimos de cada quien.
¿Qué reacción hubo en la construcción de esta presidencia, el grupo de los 13 magistrados oxigenadores? Como se transita con ellos?
-Lo primero que hay que decir, es que hay que dejar de hablar de los 13 magistrados. Es decir, esa segmentación en grupos del tribunal, lo único que nos ha hecho es daño. Eso no ha beneficiado absolutamente a nadie. Hay perfiles valiosos.
Pablo Héctor González Villalobos, sostiene que todos los que integran el poder judicial, con independencia de como hallan llegado, son magistrados por igual, que el acuerdo que se alcanzó ayer por la tarde, parte del reconocimiento de esa realidad.
A partir de ahí, debe de haber una revisión, un escrutinio de cómo se trabaja. Estoy hablando de cualquiera.
LA JUSTICIA EN CHIHUAHUA
En chihuahua se vive un ambiente de criminalidad. En las policías, en las fiscalías hay muchas quejas de que se deja en libertad a los delincuentes por parte de los juzgadores.
Cuestionado sobre ello, el presidente del Tribunal de Justicia del Estado, señala que el sistema de justicia es complejo, complementario al sistema de seguridad. La justicia lo que hace es legitimar una política de seguridad y la función de seguridad compete a las instancia de prevención y persecución del delito, la justica lo que hace es someter esa tarea a un test de legitimidad.
“Cuando las cosas funcionan bien, quiere decir que la labor preventiva, correctiva, persecutora del policía y fiscalía concluye en una sentencia condenatoria, es porque se cumplieron las exigencias de la ley, que las aptitudes que el sistema exige se respetaron” arguye.
¿Qué está fallando entonces?
Buena parte de esto, supone un fortalecimiento muy serio de las instancias que se encargan de las primeras etapas del procedimiento. Es muy difícil reformar la cultura de las policías es más difícil que abrir salas de audiencias. Y es un proceso que no se da de la noche a la mañana, implica mucho trabajo.
Las pruebas y evidencias que los policías aporten en la etapa temprana, va a llegar de forma legítima a una audiencia para ser valorada por un juez y para poder fincar una condena para un detenido por parte de una autoridad.
“Se debe fortalecer la coordinación entre fiscalía y poder judicial, no para generar un componendas indebidas, no para generar presiones inaceptables, sino para generar espacios de dialogo, me refiero a criterios concretos de cómo se interpreta las normas y que permita que este cambio de cultura en estas áreas del sistema fortalezca el sistema y permita los cambios que todos esperamos” explica.
Para encontrar un equilibrio, aduce, que se debe de eliminar la impunidad poco a poco para preservar el estado de derecho.
Sacrificamos impunidad por respeto a derechos?
Siempre, contesta, el debido proceso implica eso, pero para que esto funcione esto debe ser excepcional. Los casos en los que por violación de formalidades se produzca impunidad deben ser mínimos. Entonces sirven como mensajes, para que la policía mejores sus prácticas, el problema es que cuando se generaliza, la impunidad se sale de orbita y se busca la que alguien defienda a los ofendidos o víctimas.
“En la construcción e este modelo, está el valor del debido proceso, es decir garantías de que el estado no cometa, abusos, porque todos podemos ser acusados por un delito habiéndolo cometido o no, todos podemos estar en esa circunstancia y nadie nos garantiza que lo que se violentó en una persona que era culpable garantiza que a una persona inocente no le suceda” argumenta.
Por último, para que el sistema de justicia funcione correctamente, asegura, que se deben de explorar caminos con el respeto de los derechos humanos, en donde no se registren abusos, ni vicios como ha sucedido en el pasado.