La población apícola ha disminuido sensiblemente el inventario de colmenas a nivel estado, hasta en un 40%, entre las causas se encuentra que la entidad atraviesa el tercer año de una sequía cíclica; no obstante, la producción por colmena -de las que están vivas- se mantiene en el límite mínimo aceptable, que es entre 10 y 12 kilogramos de miel.
Así lo informó el apicultor Gonzalo Lugo, quien mencionó que entre los factores de la disminución de las abejas, en primer término, la sequía produce poca floración, que reduce la alimentación y almacenamiento para subsistir, la segunda es que en las áreas agrícolas la aplicación de pesticidas afecta grandemente la población de abejas; en tercer lugar, el desinterés de los niveles de gobierno provoca que no haya apoyos para incentivar la producción apícola. Además, de competencia desleal, en que ofrecen jarabe de maíz como si fuera miel de abeja.
“La miel de abeja tiene sus características muy propias de color, de sabor, de aroma, que van a depender de la floración; en Parral se produce la miel de mezquite, también hay campos de vara dulce, o multiflora, que es miel característica de llano. Aquí no tenemos el problema de que estemos cerca de sembradíos donde se usen pesticidas, por lo que la miel de la región sur se pudiera clasificar como orgánica, porque no tiene contaminantes químicos en los ecosistemas”, dijo.
Gonzalo Lugo, apicultor de la región sur del estado de Chihuahua, licenciado en Administración de Recursos Naturales, tiene una trayectoria de casi cinco décadas en la actividad apícola, además de haber colaborado en tres décadas en la función pública, en la Sagarpa.
Don Gonzalo explicó que la situación causa que el ecosistema se vea altamente afectado, porque la abeja es un eslabón en la cadena alimenticia.
“Toda la familia de las cucurbitáceas necesitan sí o sí de las abejas para polinizarse. Las hortalizas de hueso y de pomelo requieren polinización de las abejas, porque si no, su producción disminuye en cantidad y de calidad. Además de la producción de granos, que es base en la alimentación de los chihuahuenses y de todos los mexicanos. Nos afecta, en todas las partes está el efecto de la abeja. La afirmación de Albert Einstein de que cuatro años después de que desaparezcan las abejas desaparecerá la vida, está muy cerca de la realidad”, manifestó.
Otros factores han disminuido la producción de miel en la región, como ejemplo, hace 15 años en el municipio de Parral había alrededor de 16 apicultores, por diferentes causas se han ido retirando y abandonando la actividad, y actualmente, hay únicamente seis, alrededor de la tercera parte.
En el tema de la legislación, explicó que en la Ley Apícola los principales responsables de su aplicación son los apicultores, “una de las cosas que nos obliga es que nuestras colmenas estén debidamente identificadas, con su fierro de herrar y debidamente registrados; retiradas de los centros de población”.
Así mismo, señaló que la legislación establece la motivación de incentivos a los apicultores, y que aunque esos apoyos están contemplados en la ley -como en muchas de nuestras leyes-, esos apoyos no se aplican.
“En lo personal hago un llamado a los tres niveles de gobierno, que volteen a ver la apícola como un sector productivo para la vida humana, a la gente que quiera consumir miel de verdad, que acuda a un apicultor que le pueda dar garantía. Y que la autoridad competente tome acción sobre la competencia desleal que ofrece miel que es jarabe de maíz”, aseveró.
Para finalizar, destacó que si hubiera un gobierno comprometido con la ecología incentivaría la actividad apícola para beneficio de toda la comunidad.
“Si se ocuparan de motivar la actividad, lejos de abandonar a los apicultores, propiciaban la actividad, pero no. Hay abandono, porque a quien tenía cien colmenas le quedan únicamente 60, con la seca encima y si no tiene dinero suficiente para suplementar a esas colmenas, se le van a ir muriendo y hay desánimo y hay que cambiar de actividad”, concluyó.
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