A partir de hoy, el arzobispo Constancio Miranda Weckmann ordenó la suspensión de la celebración pública de las misas, y pospuso la celebración de los sacramentos de la iniciación cristiana que son el bautismo, primeras comuniones y confirmaciones, hasta que pase la emergencia por el COVID-19.
En el caso de las misas de bodas, deberá consultarse con el párroco que corresponda para solicitar la autorización, y en caso de que se realice, deberá hacerse con mucha discreción, evitando la conglomeración de personas, que estarían en riesgo de contagio.
Así mismo lo refirió sobre los oficios litúrgicos de Semana Santa, para que sean celebrados sin la asistencia de fieles, y una reprogramación de la Misa Crismal.
"Comunico a Ustedes que será válida la Misa que se siga por televisión, radio o internet. En caso de no contar con estos medios de comunicación, se invita a leer los textos de la Liturgia de la Palabra, a la Visita del Santísimo Sacramento y al rezo del Rosario", dispuso a través de la circular 18/20.
Monseñor Miranda reiteró la recomendación de la "sana distancia", estar de un metro y medio a dos metros de retirado entre persona y persona autorizó a los sacerdotes dar la Absolución General al terminar la Misa Dominical de ayer, pues también suspendió el sacramento de la reconciliación, o confesión.
De esa manera, el cuarto domingo de Cuaresma se celebró la misa dominical en medio de la contingencia por las medidas de prevención para evitar el contagio del COVID-19.
Así mismo, otorgó el cumplimiento del precepto dominical al seguir transmisiones televisivas y por redes sociales.
Tal fue el caso de la Parroquia María Madre de Dios, ubicada en la colonia Quintas Carolinas, al norte de la ciudad, desde donde se transmitió un Live de la santa eucaristía celebrada por el párroco Fernando Talamantes.
En su homilía, el padre Talamantes habló de la ceguera espiritual, de acuerdo al evangelio. "Pidamos a Jesús que este domingo nos sane de la ceguera espiritual, para poder llegar a la Pascua con una mirada limpia", exhortó, para posteriormente llamar a la feligresía a profesar la fe, por medio del Credo.
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