Anoche a las 23 horas, falleció la dueña de las paletas Germania de Santa Isabel, Xóchitl Fischer y esta mañana amigos y familiares hicieron llegar la noticia a todos sus amigos.
Xóchitl, conocida como la dama de los colibríes, por muchos años estuvo al frente de la paletería que heredó de su padre al morir. Fue el señor Fisher quien después de llegar a México al terminar la segunda Guerra Mundial, proveniente de Alemania abrió en Santa Isabel una pequeña paletería, cuando aún no existían refrigeradores en el pueblo.
Negocio familiar que inició por casualidad
Guadalupe Díaz, madre de Xóchitl Fischer, actual dueña, fue quien empezó a elaborar unas 20 paletas por día
Después de haber recorrido varias ciudades del país, Xóchitl Fischer Díaz y sus padres, Hans W. Fischer y Guadalupe Díaz de Fischer, llegaron a Santa Isabel en 1958, con el propósito de iniciar un nuevo negocio, obligados por el estado de salud del señor Fischer, quien sufrió un accidente en moto y se vio obligado a abandonar su trabajo en la mina.
Iniciaron con una refaccionaria que no funcionó muy bien, pues era poca la gente que vivía a los alrededores, por lo que tuvieron que implementar la venta de refrescos, debido al calor que se sentía en la región y a solicitud de sus clientes y vecinos que les decían que vendieran algún tipo de refrescos, de ahí nació la idea de elaborar paletas, pues la gente pedía algo refrescante.
Recuerda la propietaria del Paletas Germania, Xóchitl Fischer, que su mamá era experta cocinera, empezó a hacer 20 paletas diarias de vainilla, chocolate y nuez, y las ponía a la venta dentro de la misma refaccionaria, de ahí empezaron a ver cómo más gente llegaba a su negocio, pero no precisamente en busca de alguna refacción, iban en busca de paletas, de ahí poco a poco fueron haciendo más y probando diferentes sabores, los cuales los elegían entre los tres: sus padres y ella, dando opinión sobre “ponle, quítale y prueba”, y así fue como fueron saliendo todos los demás sabores.
En 1960 decidieron cerrar la refaccionaria y abrir la paletería, la cual por más de 55 años les ha brindado muchas satisfacciones, la ver cómo clientes, ya no del estado, ni del país, sino de diferentes partes del mundo, llegan a comprar sus paletas.
Xóchitl recuerda que a su madre nunca le gustó el uso de maquinaria para la fabricación de las paletas, ella prefería hacerlas artesanalmente, aunque no resultaba tan sencillo, más cuando ni siquiera contaban con electricidad; la hielera que tenían era de gas y contaban con una planta de luz, pero tenían que levantarse a las 2 o 3 de la mañana para ponerle diesel a las máquinas, “lo que a veces resultaba muy pesado para mi padre, por su problema en la pierna, pero con los años poco a poco las cosas fueron mejorando, y yo aprendiendo cada vez más, aunque cuando murieron los dos, primero mi padre y luego mi madre, y tuve que aventurarme a sacar el negocio adelante yo sola, me llegaron muchas ofertas para comprármelo, pero no quise, y mejor decidí tomar esa responsabilidad y aquí estamos”.