El vino se ha considerado como una bebida para clases altas, lo que contribuye a que no exista la cultura de consumo de vino en México, desde la antigüedad era producido para faraones, virreyes, reyes, religiosos, mientras que el pueblo seguía consumiendo cerveza, pulque y aguardientes.
Lo anterior lo dio a conocer el maestro Gabriel Díaz García de León, fundador y director del Museo de la Vid en Ensenada, California, en su ponencia “La vitivinicultura en México. Visión histórica y su potencial, análisis del caso de Baja California”, donde además compartió cómo le hizo este estado para lograr el establecimiento de la Ruta del Vino.
Los antecedentes se remontan a Georgia, 6,000 AC, parte de la Mesopotamia al sur del Cáucaso, donde gracias a la investigación arqueológica se ha podido documentar. Quienes se encargaron de mover el vino fueron los fenicios, y aunque a los griegos les gusta adjudicarse la paternidad, lo convirtieron en una deidad conocida como Dionisio. La tradición pasó a los romanos. Eran jugos a los que le ponían miel, agua y otras sustancias.
El vino siempre ha sido considerado para las clases altas, por ejemplo en Egipto era para faraones, se transportaba a través de unas ánforas.
En la Nueva España en 1522 se plantan las primeras vides en Huejotzingo, hoy estado de Puebla. En 1524 se ordenó la plantación de mil vides españolas y autóctonas.
Los que se encargaron de llevar las vides y olivos por el territorio conquistado fueron los misioneros, primero franciscanos, luego jesuitas, luego los dominicos. Todo el vino que se consumía era de España, se decía que se traían 500 barricas de vino a la Nueva España.
El pueblo sigue tomando aguardientes, pulque y otras cosas, nunca el vino, ya que era elitista, lo que contribuyó a que en México no se fomentara una cultura hacia el consumo del vino.
En el recorrido histórico que realizó el ponente, destacó que Porfirio Díaz prefería el vino francés.
Así mismo para 1980 empiezan a destacar los estados productores del vino como Coahuila, Chihuahua, Baja California, Zacatecas, Aguascalientes, San Luis Potosí, Querétaro, Guanajuato, y en menor escala Jalisco, Estado de México y algunos del sureste del país. En Chihuahua 1969 y 1979 en Delicias, enfocada a la producción de vid.
Dijo que los datos son difíciles conseguir, pero en México hay 4 mil 500 hectáreas plantadas con un consumo nacional de 2.2 millones de cajas, el consumo per cápita es entre 600 y 900 mililitros.
La participación del vino nacional se ubica entre 21 y 29%. Los principales países que exportan vino a México son: España, Argentina, Chile y Australia. Los principales productores del mundo: Italia, España, Estados Unidos, y 22 países con más de 12 millones de caja. El ponente señaló que México tiene un reto importante para figurar en el mapa mundial.
Al hablar del caso de Baja California, señaló que los misioneros jesuitas y dominicos se encargaron de llevar el vino con la plantación de vides, algunas muy antiguas persisten en el camino misional.
En el Valle de Guadalupe se sentaron unos rusos que huían de la persecución religiosa, se dedicaban al tema de los granos, pero las pequeñas vinícolas como Santo Tomás les piden plantar vides para abastecer a los Pepsi toros en 1940. A partir de ahí aparecen varias vinícolas, con producción de entre 5 y 20 mil cajas por año.
En Baja California se ha fomentado el enoturismo, lo que ha sido todo un éxito, por lo que recomendó.
que en Chihuahua debe regionalizarse el enoturismo, además de que los atractivos turísticos en Chihuahua deben de revestirse con gastronomía, cultura, maridajes como parte del establecimiento de una ruta del vino que le permita a los visitantes conocer y probar los vinos que se producen en Chihuahua.
La Ruta del Vino en Baja California se convirtió en primer lugar nacional en 2010 como destino turístico. Además se construye el Museo de la Vid y el Vino, con 3 mil 800 metros cuadrados, el cual es auto sustentable.
Para lograr ello, desarrollaron un proyecto completo, entre ellos la conectividad carretera y aérea. Cuestión que se deberá trabajar en Chihuahua.
La industria vitivinícola en Baja California tiene retos, como son unificar criterios entre actores de la industria vitivinícola, restaurantera y hotelera, asimismo en relación con resolver el problema de falta de agua, existen proyectos de utilización de aguas residuales; cuidar vocación de las zonas para que se mantenga ante la presión del crecimiento urbano; proteger el medio ambiente, definir cuáles son los variedades que los identifican como país y región; mejorar la infraestructura y que algún día puedan tener una certificación regional.
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