El amor incondicional de madre e hija se ve reflejado en la mirada de Alejandra García Perea, de 18 años, quien está formando su hogar junto a su pareja y su pequeña hija Alexandra García Perea, de un año y ocho meses de edad, en medio de las adversidades que enfrenta una familia en sus inicios.
La bebé Alexa, como la llama su mamá de cariño, toma leche Nido y usa pañal talla grande o etapa 4 y ya empieza a comer papillas. Aunque por su edad no ha pedido regalo navideño, la jovencita sueña con darle una muñequita a su hija, como un presente para festejar el nacimiento del Niño Dios.
Su esposo trabaja como ayudante en un taller de soldadura, y con su ingreso atiende a su joven familia que vive en los asentamientos próximos al cerro Grande, en la zona conocida como La Noria, donde no disponen de servicio de agua potable, y por estar en despoblado, el frío se siente más crudo e intenso, por lo que refirió que necesita cobijas para cubrirse y sobre todo, mantener arropada a su pequeño tesoro.
La familia vive en el extremo sur de la ciudad, donde la pavimentación aún no ha llegado a las calles, y después de las lluvias que se registraron en la ciudad, se han formado grandes charcos de lodo, que con el intenso frío no han secado.