En su camino de cómo incorporar el feminismo en su trabajo, Gabriela Hijar ha recorrido un exitoso trayecto en escultura y joyería, con un doctorado en Nacogdoches, Texas, empezó con el deseo de plasmar formas orgánicas, hasta que llegó el momento de fusionar arte y cuerpo para ofrecer piezas únicas reconocidas a nivel internacional.
Originaria de Creel, la Dra. Hijar es catedrática en la Facultad de Artes, donde inició su formación profesional artística; su gusto por la escultura y las artes visuales comenzó desde que era niña y lo heredó de su mamá que es pintora.
Egresó de la licenciatura en el 2013, laboró en diversos proyectos de escultura en la capital del estado, posteriormente, en el poblado de Nacogdoches tuvo la oportunidad de prepararse en la maestría de Producción, misma que tiene paso directo al doctorado en Cerámica, disciplina de la cual dice que le gusta abarcar todas las técnicas.
“En técnicas combino casi todo, el torno lo uso muy poco, trabajo más con placas, dependiendo de la pieza que quiera hacer”, al momento de preparar su obra, y empezar con los moldes de yeso, es cuando dice conecta una pieza con circunferencia exacta: “algo de la cerámica es lo complicado de agarrarle la maña, es el mismo material que te indica cuándo hay que dejarlo descansar”.
“Todas mis piezas son como mis bebés, les tomo mucho cariño y cuando las adquieren siento un gran vacío”, expresa Hijar, quien añade que cada una de sus estructuras llevan una parte de ella, pues les genera apego luego de crearlas, cuidarlas, guiar la figura que van a tomar y hasta los cuidados que se deben de brindar una vez concluidas.
Gabriela Hijar ha participado en algunas exposiciones colectivas en España, resalta la muestra llamada “Versiones”, con obras y creaciones de mujeres principalmente de aquí de Chihuahua, misma que llevaron a Ciudad Juárez; ha participado en Texas, Ciudad de México y en Islandia.
Una de las características de la maestra Hijar es que “crea piezas para tocar”, ya que en su opinión “el arte debe de ser disfrutado de cerca, al tener contacto con los objetos”, aunque dice que esta consideración no es muy compartida por sus colegas.
Sus piezas más recordadas, son una serie de esculturas sonoras mientras estaba en el doctorado, al momento de elaborarlas se enteró que su papá estaba muy enfermo y no pudo estar con él, sin embargo, el trabajo que desempeñó en ese periodo la relajó y tranquilizó en momentos de ansiedad.
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