El joven chihuahuense de 22 años de edad, Jonathan Olivas, orgulloso egresado de la Escuela del Desierto ISAD, representó al “estado grande” el pasado 31 de enero en la Ciudad de México, en los AHEC Design Awards, un prestigioso concurso de diseño de muebles, donde obtuvo el primer lugar en la categoría de Ensamble.
Dicho concurso reconoce los mejores proyectos estudiantiles del país y en los últimos años el ISAD se ha posicionado como una de las universidades de arquitectura y diseño con mejores trabajos presentados.
El proceso de selección comenzó hace algunos meses en una de las materias semestrales, en la cual como parte de su calificación, los alumnos desarrollaron un proyecto para entrar al concurso; por su parte, Jonathan entró con el proyecto “M1”, el cual resultó innovador y esperanzador para los docentes del instituto.
“Me sorprendió mucho y aunque tenía la esperanza de avanzar a la siguiente etapa, pero como era el año en el que estaban participando más proyectos, alrededor de 700 a nivel nacional, supe que la competencia que tenía era bastante grande”, asegura Jonathan.
El proyecto comenzó como una idea que fue cambiando durante su desarrollo, empezando con la escala uno-uno, hasta terminar el prototipo de tamaño real, el cual fue construido en materiales de encino y nogal. El concurso da cabida a tres distintas categorías desde la Creación de Sillas Únicas, Piezas de Decoración y Muebles de Ensamble, siendo el ganador de ésta última.
Durante el proceso de selección, el joven realizó varias visitas a la ciudad capitalina, pues además de tener reuniones con los constructores del mueble, donde se manejaban los aspectos técnicos del proyecto, también se enfrentó a una entrevista personal con cada uno de los jurados, la cual se realizó en inglés.
“Al escuchar mi nombre como ganador, acompañado de los aplausos me dio mucha emoción, mis padres y mi novia pudieron acompañarme así que fue muy especial”, asegura el joven arquitecto.
Cabe mencionar que AHEC es una empresa mundial con presencia en más de 30 países, realizando concursos para conocer a las nuevas generaciones de la arquitectura y el diseño en sólo dos países, México y Japón, por lo que la promoción y difusión de los ganadores se ve potencializada de manera internacional.
Jonathan asegura que gran parte de su participación en el concurso se debe gracias al apoyo de su asesor, el arquitecto Juan Castillo, quien desde un inicio insistió para que el alumno se inscribiera, viendo un gran futuro dentro del evento.
El catedrático Castillo, quien imparte la materia de Diseño de Mobiliario, fungió como asesor del proyecto, destacando que desde un principio tuvo fe en el proyecto de su alumno, pues al ver las distintas líneas que conformaban la pieza supo que la calidad le valdría para representar dignamente a Chihuahua en un concurso de tal magnitud.
“He tenido la oportunidad de estar en varias ciudades, con colegas extranjeros y siempre se sorprenden cada vez que vienen a Chihuahua a conocer a los alumnos porque se dan cuenta del gran talento que existe”, explica Juan, quien cuenta con más de 15 años de experiencia como arquitecto.
Parte de los valores diferenciales que contribuyeron a ganar el concurso fue la esencia del mueble, pues la factibilidad de producción lo hace único, además de su sencillez de fabricación, así como el nulo desperdicio de material, además de ser un producto sustentable.
“Siento que el nivel del ISAD es muy bueno, no estamos atrás de las escuelas con gran reconocimiento nacional por la trayectoria tan extensa que tienen, creo que incluso en algunos aspectos estamos en niveles superiores a ellos”, explica el ganador.
El impulso que le sirvió de empuje para estudiar la Licenciatura en Arquitectura fue de uno de sus hermanos mayores, quien también se decidió por la misma carrera y que al verlo desempeñarse en el área, despertó en Jonathan la curiosidad de descubrir un mundo de diseño, formas y líneas.
Desde secundaria tenía muy encarrilado lo que quería estudiar, sin embargo su concepto de arquitectura era percibido de una manera completamente diferente a lo que significa para él en la actualidad. “Al entrar al ISAD, entré con una idea distorsionada de lo que es la arquitectura, pero al saber lo que realmente es me enamoré porque superó por completo mis expectativas”, asegura.
Impredecible, así define el arquitecto Castillo a su pupilo, pues asegura que constantemente se encuentra en innovación, creando otro tipo de líneas, las cuales le recuerdan a su etapa estudiantil.
“Impulsado por este premio me veo diversificando mis planes y me gustaría generar una línea de mobiliario para poder desarrollarme en ese ámbito”, explica Jonathan.
De momento se encuentra iniciando una firma junto con su novia, quien lo apoya en todos los proyectos y quien además comparte el mismo gusto por el diseño y la arquitectura, pues juntos han ganado concursos estatales.
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