Gema Mabel Armendáriz Contreras, de 33 años de edad, es la primera maestra con síndrome Down del Centro Formativo Empresarial Down, quien entiende los procesos de aprendizaje de sus alumnos y los lleva de la mano en el camino de las terapias y el desarrollo del programa educativo con amor, paciencia y respeto que ha adquirido al ser egresada de este sistema.
Entre sus labores, destacan la impartición de materias como Lectura y Escritura, y aporta la noble labor de ser auxiliar en las clases que imparten los especialistas, siendo la primera maestra con Down de la institución con quien los niños tienen una mayor afinidad, entendimiento y empatía, sobre todo mucho amor, característica compartida con los niños Down que desbordan cariño en cada mirada y en cada sonrisa.
“Muy contenta, me gusta ayudar a los niños y cuidar a todos y voy a estar con ellos siempre. Me gusta todas las clases, la que más me gusta es natación, la alberca está muy bonita. Para mis alumnos quiero ayudarlos y que me hagan caso, algunos se cuelgan de mí. Me hacen caso porque me quieren mucho, y porque les pido las cosas por favor; también ayudo en el desayuno y en la comida a James, que viene de Phoenix, Arizona. Es muy linda persona, Ximena también es de mis alumnas favoritas”, comentó.
La maestra Gema, destacó que en el Centro se esmeran por tratar lindos a los niños y jóvenes, y también en darles mucho amor.
“Afuera sí son diferentes y no saben tratarnos. Tienes que tratar con mucho amor y con paciencia, de manera bonita, decirnos ‘qué bonitos, qué guapos’. Con mucha paciencia y no comparar a una persona Down con otros, no decir que son sus favoritos. Tienen que ser iguales con todos”.
Su vocación de maestra la descubrió desde pequeña, y ahora realiza su anhelo infantil impartiendo clases de Lectura y Escritura. “Estoy muy contenta y muy feliz, siempre les digo que los quiero mucho a mis alumnos y ellos también a mí. Para que logren hacer lo que quieren, les digo que le echen ganas y si quieren hacer lo que les gusta, luchen por lo que quieren y estudien mucho para hacerlo, por mientras, que vengan para acá, y así van a aprender mucho más”, invitó a la institución que la cobija como docente.
Para finalizar, agradeció a sus papás que ellos fueron sus primeros maestros, quienes le enseñaron mucho, de manera amable y paciente.
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