Lunares urbanos deshabitados, casas abandonadas, tapias usadas como “picaderos”, zonas inaccesibles para peatones y espacios públicos vandalizados, son algunos de los síntomas que presentan las colonias asoladas por el crecimiento de uso de drogas como el cristal, que genera descomposición social y un ambiente favorable para la proliferación de la comisión de delitos.
Tal es el caso de la zona oriente de la ciudad, donde los fraccionamientos están construidos en las zonas periféricas en desconexión con la mancha urbana, lo que obliga a las familias a recorrer extensos predios, atravesando arroyos secos y polvorientos, basureros clandestinos donde se arroja desde escombro hasta autopartes y muebles quebrados, empujando carriolas con niños pequeños y expuestos a ser víctimas de delitos como asaltos, o accidentes.
A pesar de que en el sector se encuentran espacios deportivos y parques con juegos infantiles, se ven vandalizados con pintas de grafiti, depósito de basura inhibiendo su uso; durante la mañana están prácticamente solos, o con algún jugador de basquetbol que entrena en solitario.
Así mismo, en el sector abundan las casas abandonadas, que han sido tapiadas, o clausuradas; pero también quedan aquellas en las que se ha cometido algún tipo de delito, y aún conservan la cinta amarilla de precaución, como en la calle Narváez número 12439, en la colonia Jardines de Oriente, donde se acumula basura y maleza en la banqueta, y en interior han sido derribadas las puertas y ventanas que protegían los accesos.
En un recorrido por las colonias afectadas por el aumento en el uso de cristal se extiende a Valle Escondido, en el sector de las colonias San Jorge y Mármol, dos de las colonias que registran el fenómeno, donde se ubicaron diversas tapias y construcciones en ruinas que se presume son usadas para el consumo de sustancias ilegales y comisión de delitos, como la ubicada en la calle Valle de Zaragoza, en la que se encontraron rastros de fuego, depósito de basura, escombro, botellas quebradas, piedras, botellas de vidrio y plástico, autopartes dañadas y las derrumbadas paredes cubiertas de grafiti de las diferentes pandillas que se reúnen en el lugar.
La falta de infraestructura y condiciones dignas para la convivencia de los vecinos se puede apreciar en la calle Óscar Flores, desde la calle 16 a la 24, ya que la raquítica banqueta apenas permite a una persona caminar está invadida de basura, maleza, árboles y obliga a los peatones a caminar por la vía asfáltica.
Finalmente, en la zona Centro, en la esquina de la avenida 20 de Noviembre e Independencia un local abandonado ha sido denunciado en numerosas ocasiones por los vecinos del sector, por lo deteriorado y el peligro que representan los grandes ventanales quebrados en riesgo de caer, la accesibilidad a toda clase de malvivientes al no tener puertas ni ventanas que detengan el paso, y que se encuentra plagado de basura, escombro y muebles, que son incinerados por las prácticas que involucran fuego, y ya ha tenido varios incendios.
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