El paradisíaco parque turístico que se encuentra entre las barrancas de Guachochi, se localiza a mil 800 metros sobre el mar, Kokoyome, un espacio donde se rescata la cultura local y se crean escenarios identificados de la cultura de "los kokoyomes", que según refieren, fue un asentamiento humano que habitaba entre las cuevas de estas barrancas. Ahora, el nuevo centro luce diferente y ofrece vistas panorámicas de la Barranca de Werachi, que significa lugar de águilas o donde caen los rayos.
A 45 minutos de la cabecera municipal de Guachochi y dirigiéndose por la carretera a Baborigame, en el kilómetro 48 se encuentra el entronque para llegar a este espacio único en todo el estado de Chihuahua.
Las Barrancas de Kokoyome ofrecen un espacio para disfrutar de bellos atardeceres y una cascada que, con su naturaleza, permite a los visitantes adentrarse a un ambiente de paz y serenidad, disfrutando solo del sonido que emite el viento al golpear contra los árboles.
Kokoyome es un espacio turístico que innovó la iniciativa privada con el fin de rescatar la cultura que lleva el mismo nombre, ofreciendo un espacio para dormir en cabañas y a su vez, disfrutar de deliciosos platillos hechos de manera natural.
Las truchas, un platillo común en esta zona, gracias a que se tienen en crianza en un estanque de agua fría y dulce, mismo que se suministra desde la cascada de esta barranca.
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Además, su gastronomía permite conocer las diferentes formas de hacer disfrutar al paladar, pues sazonados con amor y gusto, los propietarios destacan en ello.
Asimismo, como parte del entrenamiento con la cultura que ofrece este ecoparque, el dueño del lugar, Martin Solís Reyes, relata la historia del lugar, donde según manifiesta, los kokoyomes fueron personas que habitaban entre las montañas y que, entre cuevas, creaban sus viviendas elaboradas a base de lodo y hojarasca.
Sin embargo, lo llamativo de esta cultura es que su forma de sobrevivir era consumir carne humana, y destaca la leyenda que hurtaban a menores para ser consumidos.
La costumbre kokoyome de ser caníbal llegó a su fin, cuando un grupo de tarahumaras lucharon para sacarlos de la zona o bien, exterminarlos.
Todo lo anterior pudo haberse desarrollado entre los años mil 200, por lo cual, con la poca investigación y excursionismo que se ha hecho en la zona aledaña, solo se han encontrado vestigios como cuevas, viviendas, utensilios y un silo o mejor conocido como granero.
Este último, permanece expuesto en el centro turístico, y de acuerdo al propietario, se busca instalar una capacidad de diez cabañas para el hospedaje de visitantes, que lo mejor es que la vista panorámica de las barrancas es inigualable.
Nota original de El Sol de Parral